La respiración diafragmática es una técnica de respiración con la que se consigue llevar una mayor cantidad de oxígeno a los pulmones en su parte baja. Esta zona es la que dispone de una mayor capacidad de absorber y asimilar oxígeno, por lo que este tipo de respiración es ideal para conseguir una mayor ventilación así como un mayor enriquecimiento de la sangre. De paso, es una técnica que aporta una gran capacidad para limpiar los pulmones durante la exhalación. A continuación te explicamos cómo hacerla.
Es ideal para conseguir una mayor ventilación
Qué es la respiración diafragmática
La respiración diafragmática es un tipo de respiración que emplea el músculo del diafragma. Este es un músculo que está situado en la base de los pulmones. Por esa razón es por la que hace que dicha parte trabaje más. Al accionarlo, se contrae y toma una forma más aplanada: gracias a ello permite una mayor cantidad de entrada de aire en nuestros pulmones.
Igualmente, en el momento en que nuestro diafragma se relaja aumenta su volumen, perdiendo su forma aplanada y presionando la parte baja de nuestros pulmones. Ese es precisamente el momento de la exhalación del aire de nuestros pulmones.
Esta acción conjunta de la respiración diafragmática consigue aumentar la cantidad de aire disponible en nuestra sangre. En efecto, mejora la cantidad de aire en circulación y, al mismo tiempo, reduce nuestra fatiga. Un punto esencial, por ejemplo, durante la práctica de deporte. Sin embargo, posee otros beneficios añadidos. Uno de los más destacables es que ayuda a controlar la ansiedad y el estrés gracias precisamente a su mayor capacidad a la hora de oxigenar nuestra sangre y ventilación.
Cómo se realiza la respiración diafragmática
A continuación explicaremos cómo se realiza la respiración diafragmática. En complemento a ella, siempre debemos recomendar algunos ejercicios de relajación específicos que pueden ayudarte mucho con dicho objetivo.
Acuéstate boca arriba
En primer lugar, a la hora de practicar la respiración diafragmática debemos colocarnos en posición tumbada, boca arriba. Es importante colocarse en esta posición hasta que finalmente la dominemos. Desde ese momento podremos practicarla en posición sentada. Posteriormente, podremos emplearla en cualquier momento de tu día a día para beneficiarte de todas sus ventajas. Lo primero que haremos será posar nuestras manos en nuestro abdomen.
Expulsa el aire de tus pulmones
Para comenzar con la respiración diafragmática, expulsaremos el aire de nuestros pulmones. Tomaremos entonces aire a fondo con ellos. Para eso, el ejercicio consiste en imitar lo que hacemos cuando suspiramos o bostezamos. Por lo tanto, tomaremos el aire por la boca en lugar de por la nariz. Lo que buscamos es expulsar de nuestros pulmones el aire remanente o de desecho para provocar la necesidad de tomar aire seguidamente.
Inicia la respiración diafragmática
Continuaremos con la respiración diafragmática propiamente dicha. Lo que haremos será “dirigir” el aire hacia nuestro abdomen. Para lograrlo, piensa que quieres empujarlo y hacer con ello que se eleven tus manos, que están situadas sobre él.
Deja el aire unos segundos dentro de ti
Después de hacer esto, debemos mantener durante unos segundos el aire en nuestros pulmones. Con ello, potenciaremos al máximo la capacidad de absorción del oxígeno. No debe haber presión: simplemente lo mantendremos dentro de nosotros para que nuestros pulmones lo absorban.
Expulsa el aire
A la hora de expulsar el aire que hemos retenido en el interior, debemos procurar que nuestro vientre se relaje. De nuevo, nos vamos a fijar en nuestras manos para saber que esto está sucediendo. Simplemente debemos ir desinflando nuestro vientre. Con ello, nuestras manos irán descendiendo poco a poco. Exhala despacio y no de una sola vez.
Aguanta con los pulmones vacíos
Este último paso consiste, en realidad, en repetir los anteriores. Cuando hayamos exhalado, debemos procurar sacar de nosotros todo el aire por las mismas razones que dimos anteriormente. A medida que sentimos que nos vamos relajando y cuando lleguemos al momento en que necesitamos inhalar de nuevo, repetiremos la operación desde el principio. Recuerda inhalar por la boca y notar cómo tus manos suben junto con tu abdomen.