La bulimia nerviosa es un trastorno psiquiátrico común que consiste en episodios repetidos de ingesta de gran cantidad de alimentos acompañados de sensación de pérdida de control. Normalmente la padecen las mujeres y suele acabar en procesos depresivos. Menos de la mitad de los adultos tratados se recuperan. Además, las bases neuronales de los síntomas de la bulimia nerviosa siguen sin comprenderse bien, lo que dificulta los esfuerzos por desarrollar tratamientos más eficaces.
Décadas de investigaciones previas sugieren que la sensación de pérdida de control sobre la comida es la característica más importante de los atracones que caracterizan el trastorno. Por lo tanto, identificar las alteraciones basadas en el cerebro que se producen específicamente durante los intentos de controlar la alimentación podría, en última instancia, mejorar la comprensión y el tratamiento específico de esta afección a menudo crónica.
Una nueva investigación realizada en la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí ha revelado un mecanismo neurológico clave que subyace a la sensación de no poder dejar de comer, el aspecto más destacado de los episodios de atracones en los trastornos alimentarios como la bulimia nerviosa. Los expertos han encontrado una activación deficiente de las cortezas prefrontales media y lateral (regiones del cerebro que se sabe que desempeñan un papel en el control de los antojos, los comportamientos y las emociones) durante la inhibición de la respuesta específica a la alimentación en personas con bulimia nerviosa. Esta disminución de la activación de la corteza prefrontal puede contribuir directamente a conductas alimentarias desadaptativas, fuera de control y más graves. Esto respalda la idea de que la disfunción de la corteza prefrontal medial y lateral puede ser un objetivo de tratamiento prometedor.
El estudio es el primero en examinar la activación cerebral durante los intentos para controlar la conducta alimentaria en personas con trastornos alimentarios. La mayoría de los estudios sobre cómo nos detenemos o evitamos que participemos en un comportamiento les piden a las personas que realicen una tarea que implica retener las respuestas de presionar un botón. Pero en esta ocasión se desarrolló una nueva tarea mediante la que se pidió a las personas que retuviesen las respuestas de comer. Usando una tecnología portátil de imágenes cerebrales llamada espectroscopia funcional de infrarrojo cercano, el equipo de investigación midió la activación de las cortezas prefrontales de 23 mujeres con bulimia nerviosa y 23 personas sanas.
Descubrieron que las mujeres con bulimia cometieron errores de comisión en ambas tareas (comieron y presionaron el botón cuando no se suponía que debían hacerlo) con más frecuencia que las mujeres sin un trastorno alimentario. Junto con esta capacidad reducida para controlar sus respuestas alimentarias, los subgrupos de mujeres con bulimia que tuvieron la sensación más severa de pérdida de control sobre su alimentación en el último mes, y aquellas que sintieron con más fuerza que comieron en exceso durante la tarea, ambos mostraron una activación anormalmente reducida de la corteza prefrontal ventromedial bilateral (vmPFC) y ventrolateral derecha (vlPFC) durante la inhibición de la respuesta alimentaria.
“Nuestros pacientes describen que sienten que no pueden evitar tomar el siguiente bocado o sorbo durante los episodios de atracones, pero no entendíamos los mecanismos neuronales que podrían subyacer a esa experiencia. Por primera vez, este método ha permitido medir lo que sucede en los cerebros de las personas con bulimia nerviosa cuando intentan inhibir sus respuestas alimentarias, pero no pueden”, aseguran los expertos.