La diástasis abdominal (también llamada diástasis de los rectos) es la separación de los músculos abdominales en la parte delantera del abdomen, en la línea alba. El debilitamiento de esta línea, a su vez, puede producirse por factores congénitos, embarazos o el envejecimiento.

Durante el embarazo, por ejemplo, se produce una distensión de toda la musculatura abdominal a medida que el bebé y el útero van haciéndose más grandes. Imaginémonos que nuestra barriga es como un globo que se va inflando lentamente a medida que crece el bebé. Entre los rectos abdominales se encuentra la línea alba, una banda de tejido conectivo. Durante el embarazo, los cambios hormonales causados por la relaxina, progesterona y estrógenos combinados con el crecimiento uterino, causan el estiramiento de la faja abdominal, afectando principalmente a los rectos del abdomen que se van separando de la línea media. Todo esto ocurre para que nuestro bebé tenga espacio.

Diástasis Abdominal
Diástasis Abdominal

Sin embargo, aún no existe consenso en la literatura sobre qué valor es considerado clínicamente relevante. Una separación de 2,5 cm ya se puede considerar diástasis.

La diástasis abdominal afecta tanto a hombres como a mujeres

Pero este problema no es exclusivo de las mujeres que han dado a luz si no que también pueden padecerla los hombres, o mujeres que nunca han estado embarazadas. Después de dar a luz la musculatura debería de volver de manera natural a su posición. Pero a veces esto no ocurre y quedará una separación más o menos grande que afectará al abdomen dándole un aspecto flácido y descolgado, esa antiestética ‘tripilla’. Se pueden usar varios instrumentos para medir la diástasis. Desde ultrasonidos hasta un ‘calipper’ aunque muchos especialistas prefieren la palpación. Otras causas que pueden provocarla son la excesiva realización de ejercicios abdominales sin que nuestro cuerpo sea capaz de soportar esa presión intraabdominal, la obesidad y el estreñimiento.

¿Cuáles son las consecuencias de la diástasis?

El primer signo, y más evidente es una tripa abombada,  que no disminuye pasados unos meses. Pero al margen de aspectos puramente estéticos hemos de tener en cuenta que la faja abdominal ya no ejercerá su función de protección de las vísceras y órganos internos. Ello no sólo afectará a nuestra estática corporal provocando dolores de espalda. O una lumbálgia crónica. Si no que nos puede ocasionar problemas digestivos (al tener en disposición diferente las vísceras), hernias, prolapsos y problemas de incontinencia urinaria y fecal.

Los hipopresivos, la solución al problema

La diástasis se puede mejorar y en la mayoría de los casos es reversible. Sólo en caso de que el tejido este roto será necesaria la cirugía. Una reciente revisión sobre el efecto del ejercicio físico terapéutico sobre la diástasis abdominal postparto concluye que parece que el ejercicio puede ayudar a reducir o prevenir la diástasis. Pero que existen aún pocos estudios científicos sobre este tópico.

A lo largo de mucho tiempo, se ha visto que con los hipopresivos las mejorías han sido notables y en la mayoría de casos se ha conseguido volver a unir los rectos.