¿Sabes qué es la cervicalgia? Se trata de una molestia o dolor que afecta a alguna o varias de las estructuras que componen el cuello, entre ellas, los músculos, los nervios, las vértebras y los discos intervertebrales. Puede estar localizada en la parte posterior del cuello o extenderse hacia los lados y también hacia los brazos, cabeza y espalda. Si dura más de tres meses, se considera dolor cervical crónico.
Pueden ser muchas las causas del dolor cervical
¿Qué causa el dolor cervical?
Según la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT), el dolor cervical se debe a factores musculares o ligamentosos relacionados con una mala postura, a una mala ergonomía, al estrés o a la fatiga muscular crónica. La causa más común de dolor cervical son las lesiones de las partes blandas (músculos o ligamentos), debidas a traumatismos o al deterioro progresivo.
Actividades que llevamos a cabo diariamente al trabajar o en el hogar, como ver la televisión, estar sentados delante de un ordenador o dormir en una mala postura son a menudo las responsables de que se produzca esta tensión o distensión muscular.
También las caídas y accidentes, sobre todo los de tráfico, pueden causar lesiones cervicales de diversa gravedad, como la fractura de vértebras o el latigazo vertical.
Así mismo, otras posibles causas del dolor cervical son:
- Afecciones médicas como la fibromialgia.
- La artritis cervical o espondilosis.
- Ruptura de disco (los discos intervertebrales son elementos cartilaginosos llenos de una sustancia gelatinosa que proporciona amortiguación a la columna vertebral).
- Pequeñas fracturas de la columna, consecuencia de la osteoporosis.
- Estenosis raquídea (estrechamiento del conducto raquídeo).
- Esguinces.
- Diversas infecciones de la columna (osteomielitis, disquitis, absceso).
- Un cáncer que afecte a la columna.
La cervicalgia se diagnostica mediante una exploración clínica exhaustiva que incluya valoración de la postura, movilidad cervical y zonas dolorosas, así como evaluación de la función de nervios y músculos en brazos y piernas, radiografías del cuello para valorar las vertebras cervicales y, si es necesario, otras pruebas como el TAC, la resonancia magnética o la electromiografía, que registra la actividad eléctrica de los músculos.
Una vez realizado el diagnóstico, lo habitual es recurrir a la fisioterapia para controlar y tratar las molestias cervicales. En concreto, los masajes en el cuello junto a terapias locales de calor, incluidas duchas en la zona a la mayor presión y temperaturas posibles, favorecen la relajación de los músculos y mejoran la movilidad del cuello.
Además, el dolor puede tratarse con analgésicos como el paracetamol, antinflamatorios como el ibuprofeno o miorrelajantes musculares, siempre bajo supervisión médica. En ocasiones extremas, el especialista puede recomendar también el uso temporal de un collarín, pero éste debe usarse siempre bajo supervisión médica, y nunca durante mucho tiempo, para evitar que los músculos del cuello se debiliten.