Al igual que ocurre con nuestra capacidad o rendimiento físico, con el paso de lo años, nuestras habilidades psicológicas decaen debido a la degeneración neuronal propia de la edad. Si a esto le sumamos la posibilidad de sufrir una enfermedad neurodegenerativa, estas funciones todavía se ven más afectadas.

Con la intención de demorar o dilatar en el tiempo este deterioro cognitivo, los expertos en el campo de la neurología han ideado una serie de ejercicios de estimulación cognitiva, que pueden ayudar a las personas a mantener o mejorar sus capacidades mentales.

El experto en salud mental puede diseñar un programa estructurado de estimulación

¿En qué consiste la estimulación cognitiva?

Los ejercicios de estimulación cognitiva consisten en toda una serie de tareas o actividades que han sido ideadas con el objetivo de proteger, mantener o incluso mejorar las funciones cognitivas, ya que estas tienden a empeorar con el paso de los años.

Para ello, el experto en salud mental puede diseñar un programa estructurado de estimulación que se adapte a las necesidades de la persona y mediante actividades que ejercitan funciones como la memoria, la atención, la percepción, la concentración, la producción del lenguaje y las funciones ejecutivas, esta puede potenciar o mantener sus funciones cognitivas “en forma”, así como ralentizar el deterioro cognitivo producido por la edad o por algún tipo de enfermedad neurodegenerativa.

En las enfermedades neurodegenerativas, como las demencias tipo Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), las enfermedades de Huntington y de Parkinson o las ataxias de Friedreich, ocasionan la muerte progresiva del tejido neuronal, lo que conlleva consecuencias nefastas tanto para la salud física de la persona, como el funcionamiento cognitivo de esta.

Tercera edad y bienestar
Tercera edad y bienestar

En estos casos concretos, aunque los ejercicios de estimulación cognitiva no pueden detener el avance de la enfermedad, en cierta medida sí pueden ralentizarlo, y además facilitar a la persona que lleve una vida lo menos dependiente posible.

¿En qué casos se puede practicar?

El diseño de programas de ejercicios de estimulación cognitiva están ideados para intervenir y actuar sobre las demandas o necesidades habituales que suelen aparecer con el paso de los años o con la aparición de una enfermedad neurodegenerativa.

Los casos más comunes que requieren de este tipo de actividades incluyen:

  • Prevención de la degeneración cognitiva.
  • Alteraciones de la memoria, pérdidas y olvidos.
  • Ralentizar el desarrollo de demencias en fases leves o iniciales.
  • Problemas en las funciones ejecutivas.
  • Prevención de caídas, mejora de la coordinación motora y praxias.
  • Alteración de la orientación espacio-temporal.
  • Mantenimiento de las habilidades de lenguaje y la comunicación.
  • Favorecer la lucidez mental y el razonamiento.
  • Mantenimiento de funciones visoperceptivas, visoespaciales y visoconstructivas.
  • Sintomatología cognitiva de los trastornos depresivos.
  • Ejercicios de estimulación cognitiva.

Existen infinidad de juegos, tareas o actividades que pueden servir como ejercicios de estimulación cognitiva. Aunque algunos de ellos son juegos tradicionales, comúnmente asociados al entrenamiento de la agilidad o habilidades mentales, muchos otros han sido especialmente creados para este cometido.

Entre algunas de estas actividades encontramos:

1. Ejercicios de lectura y escritura

El simple hecho de mantener unos hábitos de lectura, así como escribir en un diario o transcribir algunos textos, pueden ayudar a proteger y potenciar la creatividad y la atención, así como trabajar los procesos de memoria.

2. Juegos de mesa tradicionales

Algunos juegos de mesa tradicionales como el parchís, los naipes o el dominó además de favorecer las interacciones sociales, poseen una gran cantidad de beneficios a la hora de entrenar las habilidades cognitivas.

Algunas de las funciones o habilidades ejercitadas son la atención y la concentración, la memoria de trabajo y la memoria a corto plazo o el pensamiento crítico y la flexibilidad de pensamiento, puesto que es necesario ir cambiando las estrategias conforme avanza el juego.

3. Dibujo y pintura

Además de resultar una actividad sumamente relajante, los ejercicios de dibujo y pintura ejercitan la creatividad y la concentración y además, resultan muy motivadores para la persona.

4. Crucigramas, sudokus y sopas de letras

La principal ventaja de este tipo de actividades es que son prácticamente infinitas, esto significa que la persona puede ir aumentando el nivel de dificultad de los ejercicios y así desarrollar cada vez más aspectos como la percepción, los procesos de memoria, la lógica y el análisis deductivo, las estrategias de planificación, la memoria de trabajo, la coordinación y la paciencia.