Si alguna vez has tenido mariposas nerviosas en el estómago o una ansiedad terrible, ya sabes que tu cerebro y tu tracto gastrointestinal están sincronizados. Los sistemas nervioso y digestivo están en constante comunicación.
Esta relación es necesaria e importante para funciones corporales como la digestión. A veces, sin embargo, esta conexión puede causar síntomas no deseados, como dolor de estómago, estreñimiento o diarrea.
Los pensamientos y emociones provocados por el estrés pueden tener un efecto en el estómago y los intestinos. También puede ocurrir lo contrario. Lo que sucede en tu intestino puede causar estrés y malestar a largo plazo. El estreñimiento crónico, la diarrea y otros tipos de afecciones intestinales pueden desencadenar ansiedad y generar un círculo vicioso de estrés.
Ya sean tu cerebro o tus intestinos los que estén dirigiendo el estrés, el estreñimiento es una condición muy incómoda. Averiguar por qué está sucediendo y qué se puede hacer al respecto puede ser de gran ayuda.
La mayoría de las funciones corporales están controladas por el sistema nervioso autónomo, una red de nervios que conectan el cerebro con los órganos principales. El sistema nervioso autónomo contiene el sistema nervioso simpático, que prepara tu cuerpo para emergencias de lucha o huida y situaciones de gran ansiedad.
También incluye el sistema nervioso parasimpático, que ayuda a calmar tu cuerpo después de experimentar lucha o huida. Además, el sistema nervioso parasimpático también prepara tu cuerpo para la digestión al comunicarse con el sistema nervioso entérico ubicado en el tracto gastrointestinal.
Sistema nervioso entérico
El sistema nervioso entérico está lleno de neuronas y, a veces, se le habla de él como de un segundo cerebro. Utiliza neurotransmisores químicos y hormonales para comunicarse con el cerebro y el resto del sistema nervioso.
El sistema nervioso entérico es donde se fabrica la mayor parte de la serotonina del cuerpo. La serotonina ayuda con la digestión al contraer los músculos lisos, que apoyan el movimiento de los alimentos en el colon.
Durante los períodos de mayor ansiedad, el cerebro puede liberar hormonas como el cortisol, la adrenalina y la serotonina. Esto aumenta la cantidad de serotonina en el intestino y provoca espasmos estomacales.
Si estos espasmos ocurren en todo el colon, es posible que sufras diarrea. Si los espasmos se aíslan a un área del colon, la digestión puede detenerse y puede redundar en estreñimiento.
Factor de estrés
Cuando comes, las neuronas que recubren tu tracto digestivo indican a tus intestinos que se contraigan y digieran la comida. Cuando estás bajo una condición de estrés, este proceso digestivo puede ralentizarse. Si el estrés que tienes es severo o prolongado, los síntomas como el dolor de estómago y el estreñimiento pueden volverse crónicos.
El estrés también puede causar inflamación en el tracto gastrointestinal, lo que aumenta el estreñimiento y empeora las condiciones inflamatorias existentes que puedas tener.
Qué se puede hacer
Si el estrés es la causa de su estreñimiento crónico, es posible que merezca la pena abordar ambos problemas. Los laxantes pueden ayudar a reducir o eliminar el estreñimiento ocasional. El yoga, el ejercicio y la meditación pueden ayudar a aliviar el estrés. Además, se puede considerar llevar a cabo una terapia cognitiva conductual para ayudarte a controlar los sentimientos de ansiedad y depresión.
Si sufres síndrome de intestino irritable, las dosis bajas de antidepresivos pueden ayudar a reducir los sentimientos de ansiedad al afectar los neurotransmisores tanto en el cerebro como en el intestino. Estos medicamentos incluyen inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y antidepresivos tricíclicos.
Por último, aunque no menos importante, merece la pena hacer cambios saludables en el estilo de vida, como ajustar la dieta y dormir lo suficiente.