No las vemos, pero estamos rodeados de ellas. Las hay de todas las formas y, aunque de tamaño muy reducido, contribuyen enormemente a que nuestro mundo sea tal y como es en la actualidad.

Las eubacterias son microorganismos presentes en la mayoría de ecosistemas de la Tierra y que pueden tener desde funciones beneficiosas para nuestra especie a ser hasta perjudiciales, provocándonos enfermedades y daños orgánicos.

Las eubacterias son microorganismos presentes en la mayoría de ecosistemas de la Tierra

A continuación vamos a profundizar en el dominio de las eubacterias y en sus características.

¿Qué son las eubacterias?

Las eubacterias son organismos procariotas unicelulares. Estos microorganismos son conocidos como las bacterias verdaderas o simplemente como bacterias y su dominio es uno de los tres dominios de la vida propuestos según el modelo evolutivo actual, junto con el Eukarya y el Archaea.

Hasta hacía relativamente poco, el término “bacteria” era usado indistintamente para referirse a todo organismo procariota y unicelular, pero con el paso del tiempo se dividió ese dominio en el de las eubacterias (Eubacteria) y archaebacterias (Archaebacteria), posteriormente siendo rebautizados como bacterias y árqueas (Archaea).

Eubacterias
Eubacterias

Al tratarse de organismos procariotas (sin núcleo celular), estos organismos son relativamente simples, teniendo su material genético esparcido por la matriz celular. Pero pese a su simpleza también son de los organismos vivos más abundantes de la naturaleza, encontrándose en prácticamente cualquier ecosistema del planeta. Habitan en cualquier medio: suelo, agua, aire y también en superficies bióticas y abióticas.

Se ha llegado a describir más de 5.000 especies diferentes de bacterias verdaderas, motivo por el cual muchos son los científicos biólogos y bacteriólogos que consideran que las eubacterias son de los organismos más comunes en la naturaleza.

Características de las eubacterias

A parte de ser procariotas, poseen una membrana celular formada por una doble capa lipídica, al igual que sucede en las células eucariotas o con núcleo. En el caso de las eubacterias, esta bicapa lipídica encierra un interior acuoso, conocido como citosol en donde se encuentran el material genético de la célula y, entre ellas, también proteínas celulares como, por ejemplo, los ribosomas para poder traducir las proteínas.

Las eubacterias están cubiertas por una pared a modo de protección, la cual está constituida por un polímero llamado peptidoglicano. Este polímero está compuesto por residuos repetidos del glúcido N-acetil-glucosamina y el ácido N-acetilmurámico, unidos mediante enlaces β-1,4. En algunos casos, las bacterias presentan en su superficie estructuras proteicas en forma de filamento que les permite desplazarse conocidos como cilios (si son cortos y muchos) o flagelos (si son largos y escasos).

El material genético de las células procariotas se encuentra en una región especializada del citosol conocida como nucleoide puesto que, a pesar de no ser un núcleo bien definido, hace más o menos las mismas funciones. Las eubacterias tienen todo su material genético recogido en un único cromosoma con forma circular. Añadido a esto, en el citosol también podemos encontrar otros fragmentos de ADN extracromosomales, llamados plásmidos, los cuales pueden ser compartidos con otras bacterias mediante una estructura llamada pilus y, generalmente, portan información metabólica útil.

En muchos casos, las eubacterias están rodeadas por una cápsula o matriz gelatinosa conocida como glicocálix. Se trata de un componente rico en carbohidratos que sobresalen de la membrana y la pared celular, los cuales proveen de cierta resistencia frente a condiciones ambientales adversas, patógenos y antibióticos.

Algunas eubacterias pueden transformarse en endosporas en caso de que se enfrenten a situaciones ambientales extremas. Estas son estructuras de resistencia que les ayudan a tolerar factores como temperaturas extremas, niveles de pH demasiado ácidos o demasiado básicos, radiación excesiva… De hecho, es gracias a su capacidad para convertirse en endosporas que pueden sobrevivir en casi cualquier parte del planeta, en cualquier tipo de superficie y alimentandose de cualquier cosa.