¿Quieres cambiar un poco tu plan de entrenamiento para potenciar sus beneficios? Mancuernas clásicas, kettlebells o fitballs (balones gigantes para Pilates) son algunos de los objetos más habituales para completar un ejercicio, una lista a la que en los últimos tiempos se están sumando los foam rollers, una especie de rodillos que pueden tanto complementar los entrenamientos como ayudar en el tratamiento de lesiones gracias a la liberación miofascial, ya que con él se trabajan diferentes partes de la fascia o de la musculatura.
El foam roller, que es de espuma o goma totalmente firme aunque acolchado para permitir el rodamiento sin aplastarse, se posa en el suelo y es la propia persona la que se desliza por él apoyando el cuerpo en el rodillo y siendo su propio peso el que ejerce la presión contra el aparato. Así, cuantos menos puntos de apoyo en el suelo se utilicen (habitualmente piernas y brazos), mayor será la presión que ejerza el rodillo sobre quien lo esté utilizando. Por ello, hay que medir muy bien la presión que se soporta en el cuerpo, puesto que no debe ser nunca doloroso (a excepción de algo soportable cuando se trata de recuperarse de una lesión).
A pesar de que inicialmente se utilizaba sólo como técnica de recuperación de lesiones, actualmente está muy extendido como otro apartado de las rutinas de entrenamiento porque practicar foam rolling no requiere mucho tiempo, de hecho nunca más de 20 minutos y eso supondría hacerlo por todo el cuerpo, pero rara vez se entrena toda la musculatura a la vez.
El foam roller no puede resultar doloroso
Con el foam rolling se trabaja habitualmente tanto antes del inicio de la actividad física para preparar el músculo; en la vuelta a la calma para relajar y estirar los músculos; y en los días libres para reactivarse y recortar el periodo de recuperación, así como tratar lesiones o problemas musculares.
Para qué sirve el foam rolling
Con el foam rolling se trabaja la fascia (tejido que protege el cuerpo) y la musculatura ofreciendo mejoras importantes en la recuperación y en la preparación para la actividad física. Todo esto se debe a que el masaje penetra en diferentes capas del músculo que lo activa y elimina tiranteces.
Por otro lado, el foam roller consigue potenciar la musculatura gracias al masaje que se aplica sobre el tejido muscular profundo.
Además, también se utiliza el foam rolling como técnica terapéutica trabajando sobre los puntos gatillo para que mediante la liberación miofascial se pueda eliminar o reducir el dolor y se consiga más movilidad de las zonas afectadas. Los puntos gatillo son bandas tensas más engrosadas que se encuentran en la fibra del músculo, se asemeja a un granito de arroz sobre el que se ejerce presión hasta aliviar el dolor. No se debe olvidar de que el foam rolling como método curativo no es un sustituto de un médico o un fisioterapeuta, sino un complemento que debe ser previamente enseñado por un especialista.