Volvemos a la carga con dulces navideños ahora que se acerca esta época tan marcada del año. Hoy os traemos unas fáciles y sabrosas galletas de jengibre, en versión vegana. Están riquísimas, son crujientes y tienen un toque especiado que las hace únicas. Las galletas de jengibre están hechas de pan de jengibre, un dulce típico de la gastronomía de norte de Europa, aunque su creador fue un monje armenio que tras mudarse a Francia transmitió su original y deliciosa receta a los monjes franceses.
Una receta vegana y muy navideña
Estas galletas suelen tener forma de corazón, hombrecillo o casa. Es común ponerles caritas y otros adornos con glasa, chocolate, gominolas y con todo lo que se os pueda ocurrir, pero en nuestro caso hemos preferido no adornarlas para que fueran más ligeras y porque nuestro cortapastas es muy pequeñito y nos han salido más bien minigalletas de jengibre.
Hemos utilizado harina de centeno integral, pero podéis usar cualquier harina blanca o integral. Es común que estas galletas lleven algún tipo de melaza además de azúcar, como por ejemplo sirope de agave, aunque podéis utilizar el sirope o la melaza que prefiráis. Las especias también podéis adaptarlas a vuestro gusto, aunque el jengibre es fundamental, ya sea en polvo o fresco. En cuanto al aceite, es mejor que tenga un sabor suave. Nosotros hemos utilizado nuestra receta de leche de avena pero cualquier leche vegetal os sirve.
Ahora sí, vamos a la preparación:
Instrucciones
- En un bol mezclamos los ingredientes secos: la harina, el azúcar, el bicarbonato, la sal y las especias.
- En otro bol mezclamos los ingredientes líquidos: el aceite, la leche de avena, el sirope de agave y el extracto de vainilla.
- Mezclamos los ingredientes secos con los líquidos hasta que queden bien integrados y obtengamos una masa compacta que sea ligeramente pegajosa pero que no se quede pegada a los dedos, si no, será muy difícil de trabajar. Puede que tengáis que añadir más o menos harina en función de la que utilicéis. Si se os queda muy seca, podéis echarle un poquito más de leche. Como no lleva huevo, podéis probar la masa sin miedo y rectificar el azúcar sin problema.
- Envolvemos la masa en un papel film y la dejamos reposar en la nevera durante 1 hora.
- Sacamos la masa, la estiramos con la ayuda de un rodillo hasta que tenga aproximádamente medio centímetro de grosor, la cortamos con el cortapastas y ponemos nuestras galletas en una bandeja con papel para hornear.
- Horneamos las galletas durante unos 8-10 minutos o hasta que estén doraditas con el horno (previamente precalentado) a 175 grados, en la altura central con calor arriba y abajo. Cuando estén hechas, las sacamos, las dejamos unos 2 minutos y las pasamos a una rejilla hasta que estén totalmente frías. Cuando las saquéis del horno puede que estén un poco blandas, pero se endurecen al enfriarse.