Queremos hablar de la alimentación intuitiva, una filosofía a la hora de comer que pretende que tomes conciencia de tu cuerpo y sus señales de hambre, oponiéndose a las herméticas pautas de qué ingerir y qué evitar de las dietas tradicionales.
La alimentación intuitiva no es una dieta, sino todo lo contrario. Se trata de un estilo de alimentación que promueve una actitud saludable y proactiva hacia la comida y la imagen corporal, enseñando que tú eres la mejor persona para percibir las señales que tu cuerpo te envía y tomar las decisiones alimentarias pertinentes. Su filosofía parte de un concepto tan sencillo como comer cuando tienes hambre y parar cuando estés lleno.
Escuchar a nuestro cuerpo para cuidar la alimentación
Estos son los diez principios esenciales de la alimentación intuitiva:
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Rechazar la mentalidad de la dieta: No hay una dieta que funcione para ti, sino que la alimentación intuitiva es la anti-dieta.
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Honra tu hambre: El hambre no es tu enemiga, sino que debes responder a sus señales alimentando tu cuerpo. Si dejas que se acumule, lo más probable es que comas en exceso.
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Haz las paces con la comida: Deshazte de las ideas sobre lo que debes o no debes comer y sienta una tregua con los alimentos.
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Desafía a la policía de alimentos: No eres bueno ni malo por lo que comes o dejas de comer, por lo que debes eliminar esta clase de pensamientos.
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Respeta tu plenitud: Al igual que su cuerpo te dice cuándo tiene hambre, también te indica cuándo está lleno. Mientras comes, consulta contigo mismo sobre los sabores o texturas, además de lo hambriento o lleno te sientes.
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Descubre el factor de satisfacción: Haz que tu experiencia sea consciente y agradable. Siéntate, mastica despacio, prepara platos frescos y nutritivos que te sienten bien y disfruta del momento.
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Lidia con tus sentimientos sin usar comida: Comer emocionalmente es una estrategia para enfrentar los sentimientos. Por ello, debes encontrar formas que no estén relacionadas con la comida para lidiar con tus sentimientos, como salir a caminar, meditar, escribir un diario o llamar a un amigo. Toma conciencia de los momentos en los que una emoción se manifiesta en ganas de comer.
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Respeta tu cuerpo: En lugar de criticar tu cuerpo por su aspecto y lo que percibes que está mal con él, reconoce que es capaz, bello y válido tal y como está.
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Haz ejercicio y siente la diferencia: Encuentra formas de mover tu cuerpo con las que disfrutes. cambiando el enfoque de perder peso a sentirte energizado, fuerte y vivo.
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Honra tu salud con la nutrición: La comida que comes debe saber bien y hacerte sentir bien.