Los perros tienen emociones y son capaces de sentir, por ejemplo, alegría, ira o incluso miedo. Al separarnos de nuestro perro, estos experimentan lo más parecido a lo que significa echar de menos para los seres humanos, pero existe un término que define con exactitud lo que los perros sienten realmente en estas situaciones: es la ansiedad por separación.
Esto se produce por una falta de control en la gestión de la separación del dueño y la mascota y puede conllevar que el animal se desestabilice emocionalmente y que lo manifieste mediante lloros, aullidos e incluso conductas destructivas. Por ello es muy importante que el dueño actúe a tiempo a fin de evitar estos comportamientos.
Los perros dan algunos de los mejores recibimientos posibles, siempre esperan con entusiasmo e ilusión a que sus dueños vuelvan a casa y cuando llegan, van corriendo a lanzarse a la persona para mostrar su cariño y lo que le han echado de menos en su ausencia.
Lo que dicen los expertos
Sin embargo, existen estudios que demuestran que es poco probable que los perros puedan echar de menos por sí mismos tal y como la hacen los seres humanos, sino que puede ser producto del denominado aprendizaje asociativo. Este tipo de aprendizaje propio de los perros se basa principalmente en las consecuencias de los actos, es decir, si alguno de sus movimientos tiene una consecuencia negativa, estos animales asociarán dicha acción a algo malo, mientras que, si reciben una buena recompensa, lo relacionaran con algo bueno. De esta manera aprenden y es el dueño el que debe proporcionarle la información que necesita.
Según afirma Stanley Coren, profesor de la Universidad de British Columbia y autor del libro The Wisdom of Dogs: “La vida emocional de los perros es muy similar a la de un niño de dos años o tres años. Los niños a estas edades muestran amor, gozo, miedo, enfado o sorpresa, pero no suelen mostrar emociones de un nivel superior como vergüenza”.
Qué hacer
Es importante destacar que los perros con ansiedad por separación sufren de un nivel importante de estrés y esto, a largo plazo, les puede provocar incluso una depresión. Pero se pueden llevar a cabo una serie de técnicas para impedirlo, porque todos los perros pueden aprender a quedarse solos y no les tiene por qué ocurrir nada emocionalmente. Da igual su edad o raza. Eso sí, hay que llevar a cabo un adiestramiento llevado a cabo o guiado por un especialista y que puede durar varias semanas.
Cuando un perro está acostumbrado a estar todo el tiempo con su dueño se aconseja empezar a acostumbrarlo a estar solo en breves periodos de tiempo dentro de casa. Por ejemplo, se les puede dejar unos minutos para empezar solos en una habitación con algún elemento de distracción. Al principio se espera poco y luego se puede ir alargando los tiempos para que se vayan acostumbrando. Lo que nunca hay que hacer es regresar inmediatamente cuando el animal esté nervioso o ladrando porque asociará su comportamiento al regreso.
Por último, el dueño debe permanecer tranquilo y sereno, para que piense que el acto de dejarle un rato solo es algo natural y no un acontecimiento extraordinario en el que se le demuestra más afecto del normal. Hay que evitar las exageraciones emocionales tanto en la despedida como en la vuelta.