Hace calor, te quitas los zapatos… y al cabo de un rato cuesta volvérselos a poner. O te aprietan. Tienes los pies hinchados. ¿Es el calor? ¿Mala circulación? ¿Qué ha pasado? “Soy joven”, piensas, mientras recuerdas cómo los pies hinchados y la pesadez en las piernas son “cosas” que le pasan a otros.

Y lo cierto es que no hace falta tener muchos años para haber sentido alguna vez esa hinchazón en los pies. Por ejemplo, después de un viaje largo en avión, tren o coche. Pero también es verdad que con el paso de los años, la sensación de hinchazón en los pies se repite con más frecuencia. Y no solo en viajes largos. También después de muchas horas en la oficina. Y lo que es peor, en días de descanso pero con mucho calor. ¿Por qué?

Un problema que aparece mucho en verano

Verano e hinchazón de pies

Lo cierto es que el calor provoca una vasodilatación, es decir, hace que las venas de la circulación de retorno se agranden y entonces no pueden hacer bien su papel de retorno venoso. De esta forma, si no hay problemas en el retorno venoso, de la circulación de los pies hacia arriba, se acumula más líquido en la parte inferior del cuerpo y se produce la hinchazón que los profesionales sanitarios llamamos edema.

Con el calor hasta las vías de tren se dilatan en verano, por lo que la hinchazón en los pies es bastante habitual, también en personas sanas. Es por eso que, si lo que causa el edema es el calor, debemos intentar evitarlo. Lo ideal es no pasar mucho tiempo al sol, ni con mucho calor y buscar refugio en el aire acondicionado o en espacios frescos. Se recomienda dar baños en agua fría. O por lo menos, meter los pies y las piernas. Porque sí, es verdad. No es cosa de madres ni abuelas. Activa la circulación. El agua fría actúa como un vasoconstrictor, hace que las venas reduzcan su tamaño y facilita la circulación de retorno, ayudando por tanto a que no se acumule tanto líquido en la parte “más baja” del cuerpo, los pies.

¿Qué más podemos hacer? ¿La alimentación nos ayuda? Como casi siempre, la naturaleza también facilita el cuidado de nuestra salud. Los expertos recomiendan encarecidamente una alimentación saludable, poca sal en las comidas y mucha hidratación. Pero además, explican que hay productos naturales que actúan como “venotónicos” como la vid roja, que contiene potentes polifenoles; y el castaño de Indias.

Otros venotónicos naturales que recomiendan los especialistas son la corteza de pino marítimo y su pycnogenol, la centella asiática, considerada la aliada natural de las venas y el melitoto o melitotus officinalis y su cumarina.