¿Eres fan del brócoli? Este alimento, de la familia de las crucíferas o brasicaceas, es uno de los mejor valorados por muchos nutricionistas dadas sus propiedades. Llama la atención por la gran cantidad de micronutrientes que lo convierten en un verdadero tesoro vegetal. Como hortaliza, tiene un 90% de agua y un 2,6 de fibra. Por eso es ligero, prebiótico, laxante y muy recomendado por su efecto depurativo, diurético y adelgazante, aumentado por el potasio.
Se recomiendan 2 o 3 raciones de brócoli a la semana
El brócoli además también tiene vitaminas antioxidantes A, C y E, que protegen del deterioro de células y tejidos y refuerzan los sistemas inmune y nervioso, entre otros. La vitamina A en forma de betacarotenos que le dan su popular color verde. Otro de sus carotenoides, la luteína, protege de la degeneración visual en forma de cataratas o presbicia. Por último, las vitamina C y E aumentan las funciones del sistema inmunológico y resguardan la piel, uñas y cabello.
Entre las vitaminas B es rico en B1, que ayuda a la concentración, algo cada vez más buscado por el mundo en el que vivimos. Por su lado, la B6, ayuda en la formación de enzimas digestivas y en ácido fólico o B9. Además, el brócoli tiene un amplio abanico de minerales como: fósforo, potasio, magnesio, calcio, zinc, yodo y hierro. Este último se asimilia con facilidad al estar acompañado de vitamina C y ácido fólico. Como fuente de calcio y magnesio es adecuado para la salud ósea y del sistema neuronal.
El brócoli es verdaderamente primordial en la alta proporción de elementos fitoquímicos, de alto poder antioxidante, que se han revelado activos en la prevención de cánceres como el de boca o de pulmón. La sinigrina neutraliza las células precancerosas que pueden generar cánceres en el tracto digestivo, en el estómago y el colon. Por su parte, los índoles protegen de los de tipo hormonal, como el de mama o próstata. Otros compuestos eliminan nitrosaminas y aflatoxinas, causantes del cáncer de hígado. En definitiva, una hortaliza que nos ayuda con la prevención, algo realmente positivo.
A la hora de ingerirlo, se suele tomar hervido o al vapor, pero es exquisito crudo, en ensalada o como aperitivo, solo o macerado en salsa. El calor y el agua del hervido facilita la pérdida de la vitamina C y sus agentes bioactivos, especialmente en cocciones largas. Con una cocción al vapor o un salteado de 3 a 5 minutos se conservan el 80% de sus componentes, a la vez que se mantiene un sabor más intenso y una textura agradable y crujiente. Otra forma excelente es tomarlo en brotes germinados. Se deteriora con rapidez, porque es muy sensible al etileno ambiental, debe conservarse en la nevera entre 0 y 10ºC, porque es una verdura fría.