Hasta hoy, numerosos estudios han promovido la risa como una fuente de salud y bienestar, aunque pocos han constatado el porqué del beneficio físico de hacerlo, que va más allá del placer intelectual. Solo el acto de sonreír ya pone en marcha más de 300 músculos del organismo. Reírse a carcajadas hace que el cuerpo segregue endorfinas que, además de generar un estado de euforia, ayudan a aliviar el dolor. En este artículo se describe por qué la risa funciona como analgésico y la razón que hace que las carcajadas tengan el mismo efecto que el ejercicio físico moderado.
Reír, mejor a carcajadas
Aunque ya se había intuido en estudios anteriores, una investigación de la Universidad de Oxford (Reino Unido), publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, lo confirma. La risa puede ser un calmante natural de lo más efectivo. Los resultados ponen de manifiesto que quienes se ríen más son más capaces de soportar un 10% más el dolor. Solo hay una condición: hay que reírse a carcajadas para que el cuerpo segregue endorfinas para que, además de crear euforia, alivien el dolor.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores dividieron a los voluntarios en dos grupos. El primero visualizó vídeos de humor durante 15 minutos, mientras que el segundo grupo vio programas neutrales. Tras esta primera fase, se les sometió a pruebas para valorar su umbral de tolerancia al dolor. El resultado fue que quienes se habían reído fueron capaces de resistir el dolor más que los voluntarios que habían visto proyecciones menos divertidas. Asimismo, se detectaron diferencias de resultados entre la risa y las carcajadas.
Un niño ríe una media de 300 veces al día, mientras que un adulto no llega a las 30
Mientras que la risa simple y llana no tiene ningún efecto analgésico, las carcajadas, sí. Estas últimas liberan endorfinas que, según demuestra este experimento, además de generar un estado de euforia, calman el dolor. Un posible motivo, explican los científicos, sería el vaciamiento de aire de los pulmones que se da al realizar una carcajada.
Con este estudio, y más allá de buscar nuevos tratamientos, los investigadores quieren explorar el papel de la risa en la fundación de las sociedades humanas hace dos millones de años, un aspecto que se estudia desde hace mucho tiempo. El siguiente paso será corroborar si reír, por sí mismo, hace más fácil que los grupos se unan, trabajen mejor en equipo y sean más generosos. Si fuera el caso, estos resultados podrían explicar por qué los primeros seres humanos fueron capaces de formar grandes comunidades tribales de hasta 100 miembros, mientras que los simios solo crearon agrupaciones con un máximo de 50 individuos. Los científicos sostienen la hipótesis de que la risa ayudó a agrupar a los seres humanos, tal y como han hecho actividades como el baile y el canto. Curiosamente, estas actividades también producen endorfinas.
La risa: un ejercicio aeróbico
Son muchas las investigaciones que desde hace años asocian la risa con efectos positivos tanto en la salud como en la recuperación de las personas enfermas. Ya a finales del siglo XIX, el médico austríaco Sigmund Freud (padre del psicoanálisis) valoraba los beneficios que el acto de reír aporta al organismo, al liberarlo de la energía negativa. Multitud de estudios desde entonces la han relacionado con la mejora de la digestión, la disminución del estreñimiento, el fortalecimiento del sistema de defensas, el aumento de los niveles de oxígeno en todos los órganos, la liberación de las tensiones, la reducción del estrés y la mejora de la circulación o la presión sanguínea.