Las grasas son necesarias, y muchas veces huimos erróneamente de ellas por miedo a engordar. No te equivoques, eso no es tal cual así.
El terror a las grasas
El miedo por las grasas continúa presente en las cocinas. Donde hay personas que se muestran reacias a incorporar a sus recetas ingredientes ricos en este macronutriente. Sin embargo, forman parte de desayunos sanos así como de una dieta equilibrada.
El miedo por las grasas continúa presente en las cocinas
¿Por qué? Porque tanto los medios de comunicación como gran parte de los profesionales del sector defendieron la idea de que eran éstas, y no el azúcar, las culpables de la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella y el sistema cardiovascular. Sin embargo, los últimos estudios demuestran que esto no es del todo cierto.
En este sentido, el entrenador Harold Ivanovich asegura que nuestro cerebro necesita grasas saludables para funcionar, así como las células también para rendir. “Solo hay que saber priorizar las más beneficiosas y no excedernos en las cantidades”, asegura.
En muchas de ellas, añade, encontramos vitaminas liposolubles como lo son la A, D, E y K. Además, incorporar alimentos como el aguacate o el aceite de oliva ayudará a controlar el colesterol. Por eso, uno de los errores femeninos más frecuentes sobre todo, aunque también haya hombres que los cometan. Es pensar que eliminarlas de la dieta ayudará a perder peso. Un mito de los que cuesta deshacerse y que debemos recalcar que no es así.
Y sí, también nos ayuda a mantener la línea. Ya que aumentan la sensación de saciedad evitando que pasemos hambre entre horas. Por eso, un ‘snack’ muy saludable y perfecto si se quiere perder peso son los frutos secos, como las nueces, las almendras o el cacahuete. Ideales especialmente antes de practicar deporte y muy útiles en nuestro día a día.
Con estos ingredientes, además, se pueden preparar aperitivos mucho más sabrosas y originales. De la misma manera, desayunar huevos también mantendrá bajo control el nivel de azúcar en sangre, dejándonos saciados durante la mañana y nutriendo nuestro organismo con proteínas de alto valor biológico. Y los amantes del queso están de suerte. “El queso también reduce la ansiedad y aporta proteínas, aunque haya que moderar su consumo por ser rico en grasas saturadas”.
Pero, como es lógico, no todas son recomendables. De hecho, habría que evitar las denominadas grasas ‘trans’, que sí están directamente relacionadas con grandes perjuicios para la salud, presentes en productos procesados, fritos, bollería industrial y comida rápida. Así que una de las claves está en diferenciar qué grasas aportan beneficios a nuestro organismo para su correcto funcionamiento y cuáles debemos evitar de nuestra dieta.