En nuestra vida diaria estamos ingiriendo alimentos continuamente, varias veces al día, en la mayor parte de los cosas sin pensar en el complejo proceso que llevamos a cabo tanto a nivel como conductual.
Pero a veces no es posible alimentarnos voluntariamente: imaginemos que estamos en coma o bien que padecemos algún tipo de enfermedad que impide que podamos ingerir. Si no se hace nada, el organismo acabaría muriendo de inanición.
Se evita la necesidad de que la comida pase por la boca y la tráquea
Afortunadamente, disponemos de mecanismos que nos permiten seguir manteniendo un aporte de nutrientes de manera artificial: la nutrición enteral.
La nutrición enteral es, junto con la parenteral, uno de los dos tipos de nutrición artificial de la que disponemos en medicina. Se trata de una técnica de soporte en el cual se introducen en el organismo los diferentes nutrientes que el paciente puede precisar, utilizando generalmente una sonda que se dirige directamente al intestino o el estómago.
Con esta técnica se evita la necesidad de que la comida pase por la boca y la tráquea, no precisando de movimientos voluntarios para adquirir los nutrientes. Sin embargo, aplicar la nutrición enteral requiere que el sistema digestivo sea capaz de ejercer sus funciones normales a la hora de absorber los nutrientes suministrados.
La nutrición enteral ayuda a prevenir entre otras cosas el autocatabolismo proteico (dicho de otro modo, que el cuerpo se consuma a sí mismo para obtener nutrientes), la debilitación del sistema inmune (con el consiguiente riesgo de infecciones), la traslocación bacteriana (que las bacterias del propio tubo digestivo nos provoquen una infección) y la atrofia del sistema digestivo. La administración puede ser continua o discontinua según las necesidades del paciente.
Tipos de nutrición enteral
Existen diferentes métodos por los cuales se puede llevar a cabo la nutrición enteral. Una de las formas de clasificar los diferentes tipos de nutrición enteral es según por donde se coloca la sonda y hasta donde llega.
1. Nutrición enteral por sonda nasogástrica
En este procedimiento se coloca un sonda que va a penetrar por la nariz y va a realizar un recorrido hasta el estómago, donde se irán suministrando los nutrientes. Suele ser el mecanismo más habitual, a menos que existe riesgo de aspiración pulmonar del contenido del intestino.
Si el paciente está consciente se le va a introducir por los orificios de la nariz y se le va a pedir que vaya tragando saliva con el fin de dirigir la sonda hacia el tracto digestivo y no hacia el aparato respiratorio. Pese a ello no es necesaria la colaboración o consciencia del sujeto para colocarla.
2. Nutrición enteral por sonda nasoenteral
El procedimiento es el mismo que el anterior, salvo por el hecho de que en este caso la sonda será llevada hasta el intestino.
3. Enterostomía
Cuando no resulta viable la alimentación a través de sonda nasoentérica o nasogástrica existe otro procedimiento: la enterostomía. En este caso no se introduce una sonda por las vías habituales, sino que se coloca directamente a través de la piel. Más que una sonda estaríamos ante un tipo de catéter. Suele emplearse también cuando se espera que el paciente no pueda alimentarse por sí mismo en más de cuatro semanas.