La obesidad infantil se ha confirmado como uno de los problemas más comunes entre los niños y adolescentes de hoy en día y se ha convertido ya en un problema de salud pública. Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes, con edades comprendidas entre los 5 y los 19 años, con sobrepeso u obesidad en todo el mundo.
Pero, ¿Qué es la obesidad infantil? Según la OMS, el sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud.
Un problema que ya es de salud pública
Origen de la obesidad infantil
Para combatir la obesidad infantil, primeramente es necesario entender que el origen de la obesidad es compleja y multifactorial. Existen factores individuales y biológicos (metabólicos y genéticos), y otros que tienen que ver con la educación, la actitud y el comportamiento.
Entre los factores genéticos, si uno de los padres es obeso, el riesgo se triplica y, si lo son ambos, se multiplica por 15. También se hereda el patrón de distribución de la grasa. Es complicado diferenciar el origen genético y ambiental por la gran influencia de estilos de vida similares entre padres e hijos.
En el caso de la obesidad de origen hereditario, se puede destacar “la obesidad denominada ‘monogénica’, que es la consecuencia de la alteración de un único gen, como por ejemplo mutaciones en el receptor 4 de la melanocortina (MC4R). Los pacientes afectados de este tipo de obesidad constituyen una minoría respecto al total de la población infantil con este trastorno, si bien todos tienen en común la presencia de una obesidad muy intensa y de inicio precoz.
Otros factores desencadenantes son:
- La asociación entre el tabaquismo materno durante el embarazo y el sobrepeso en la infancia.
- Peso al nacimiento: Los recién nacidos macrosómicos (tamaño excesivo) o pequeños para la edad gestacional que ganan rápidamente peso en los primeros meses de vida tienen más riesgo de desarrollar obesidad en la infancia y la adolescencia.
- Alimentación en el primer año de viday el papel protector de la lactancia materna.
- Es más frecuente en los países desarrollados.
- Estilos de vida: Tipo de alimentación, actividad física, sueño, etc.
Prevención para combatir la obesidad infantil
En este sentido, la mayoría de expertos coinciden en la gran incidencia para la obesidad infantil de los malos hábitos alimenticios y un estilo de vida sedentario. Por ello, es esencial enseñar a los padres a educar a sus hijos en alimentación y hábitos saludables.
Y es que para combatir la obesidad infantil debe hacerse en varios frentes:
- En el ámbito familiar, escolar, sanitario y comunitario, donde se deben potenciar los patrones de alimentación saludable.
- Promoción de la lactancia materna y correcta introducción de la alimentación complementaria.
- Respetar el apetito de los niños y no forzar la alimentación.
- Restringir el consumo de alimentos energéticamente densos y refrescos azucarados.
- Dieta equilibrada con consumo adecuado de grasas, frutas y verduras (5 al día), y seguir las recomendaciones de la pirámide de la alimentación.
- Práctica de actividad física regular.
- Reducción de actividades sedentarias (televisión, vídeo, ordenador y videojuegos), limitándolas a un máximo de 1-2 horas al día.
- Implicar a toda la familia en las actividades recomendadas. Potenciar estilos de vida saludables en los padres como modelos de sus hijos.