La menopausia se define como el cese permanente de la menstruación tras un periodo de doce meses consecutivos sin periodo menstrual y sin que sea debido a ninguna causa patológica. Generalmente se produce entre los 45 y los 55 años, con una edad media de 48, y produce una serie de síntomas como resultado de una disminución de la producción de estrógenos y progesterona en los ovarios.

Síntomas

Alrededor del 75 por ciento de las mujeres experimentan sofocos, el síntoma más común. Es una oleada súbita de calor que suele provocar sudoración, palpitaciones y sensación de mareo y puede llegar a producirse varias veces en un día. También se pueden presentar dolores musculares y articulares o cambios de humor, sequedad vaginal, insomnio, pérdida del cabello y cambios en la piel. La disminución de la producción de estrógeno puede afectar a la cantidad de calcio en los huesos, provocando una disminución significativa de la densidad ósea, lo que da lugar a la osteoporosis

La terapia hormonal sustitutiva

Hace algunas décadas, comenzó a prescribirse de forma masiva la terapia hormonal sustitutiva –basada en la aplicación de estrógenos principalmente y en ocasiones progesterona– para aliviar los síntomas de la menopausia. Pero en el año 2002 se publicó un estudio a gran escala en el que se ponía de manifiesto un aumento del riesgo de padecer cáncer de mama, enfermedad coronaria, derrame cerebral y embolismo pulmonar en las mujeres que las habían llevado a cabo.

Desde entonces, las terapias han cambiado y a día de hoy se han llevado a cabo estudios mucho más tranquilizadores al respecto. El último, por ejemplo, llevado a cabo por expertos de la Universidad de Virginia y publicada en la revista Menopause, analiza el riesgo de sufrir cáncer de mama entre las mujeres que siguen este tipo de medicación.

Mujer madura sonriente / Unsplash
Mujer madura sonriente / Unsplash

Según el citado estudio, cuando se receta a mujeres después de una histerectomía (extirpación del útero), la terapia de estrógeno no aumenta el riesgo de cáncer de mama invasivo, aunque cuando las duraciones son más prolongadas si pueden aumentar el riesgo.

Para las mujeres con un útero intacto que necesitan una combinación de estrógeno y progestágeno, el riesgo del cáncer de mama aumenta levemente y persiste después de la interrupción.

Además, los autores señalan que no todos los progestágenos (medicamentos que protegen el útero contra el cáncer estimulado por estrógenos) conllevan el mismo riesgo de cáncer de mama. Parece que el estrógeno combinado con progesterona micronizada y didrogesterona no aumenta el riesgo de cáncer de mama en la misma medida que otras combinaciones.