La enfermedad de la bofetada, también conocida como eritema infeccioso o quinta enfermedad, es una infección viral común en la infancia, aunque también puede afectar a adultos. Esta enfermedad es causada por el parvovirus B19 y recibe su nombre popular debido a la característica erupción facial que provoca, la cual puede parecer el efecto de una bofetada.

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Esta infección es bastante frecuente en niños/ Foto: Unsplash

 

La enfermedad de la bofetada suele comenzar con síntomas similares a los de un resfriado, incluyendo fiebre baja, dolor de cabeza y malestar general

 

Causas y transmisión

El parvovirus B19, responsable del eritema infeccioso, se transmite principalmente a través de las secreciones respiratorias, como la saliva, el moco y el esputo, especialmente cuando una persona infectada tose o estornuda. La enfermedad es más común en los niños de entre 5 y 15 años, aunque cualquier persona puede contraerla. La transmisión también puede ocurrir a través de la sangre y de madre a hijo durante el embarazo.

 

Síntomas

La enfermedad de la bofetada suele comenzar con síntomas similares a los de un resfriado, incluyendo fiebre baja, dolor de cabeza y malestar general. Estos síntomas iniciales pueden durar varios días antes de la aparición de la característica erupción cutánea.

  • Erupción facial: La erupción facial es el síntoma más distintivo, comenzando con un enrojecimiento brillante en ambas mejillas, lo que da la apariencia de una "bofetada". Esta erupción puede extenderse posteriormente a otras partes del cuerpo, como el tronco, los brazos y las piernas, adoptando un patrón de encaje o red.
  • Dolor articular: En algunos casos, especialmente en adultos, la enfermedad puede causar dolor e inflamación en las articulaciones, una condición conocida como artralgia. Esto puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas.
  • Otros síntomas: Algunos individuos pueden experimentar síntomas adicionales como picazón en las áreas afectadas por la erupción.

 

Diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad de la bofetada se basa principalmente en la observación clínica de los síntomas característicos, especialmente la erupción facial distintiva. En algunos casos, se pueden realizar análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos contra el parvovirus B19, confirmando así la infección.

 

Tratamiento

La enfermedad de la bofetada es generalmente autolimitada, lo que significa que tiende a resolverse por sí sola sin necesidad de un tratamiento específico. Sin embargo, se pueden tomar medidas para aliviar los síntomas:

  • Control de la fiebre y el dolor: Los medicamentos como el paracetamol o el ibuprofeno pueden ayudar a reducir la fiebre y aliviar el dolor de cabeza o las molestias articulares.
  • Descanso e hidratación: Se recomienda descansar adecuadamente y mantener una buena hidratación durante el curso de la enfermedad.
  • Alivio del picor: Para aliviar la picazón causada por la erupción, se pueden utilizar lociones calmantes o antihistamínicos.

 

Complicaciones

Aunque la mayoría de los casos de eritema infeccioso son leves, pueden surgir complicaciones en ciertos grupos de personas:

  • Embarazadas: Las mujeres embarazadas que contraen la enfermedad de la bofetada tienen un riesgo ligeramente mayor de sufrir complicaciones, como la anemia fetal y la hidropesía fetal, que puede llevar a la muerte del feto en casos graves.
  • Personas con anemia: Los individuos con enfermedades que afectan los glóbulos rojos, como la anemia falciforme, pueden experimentar una crisis aplásica, una condición en la cual el cuerpo deja de producir suficientes glóbulos rojos.

 

Prevención

Actualmente, no existe una vacuna para prevenir la enfermedad de la bofetada. Las medidas preventivas se centran en evitar el contacto cercano con personas infectadas y en mantener buenas prácticas de higiene, como lavarse las manos regularmente y cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar.

 

En resumen, la enfermedad de la bofetada es una infección viral común y generalmente leve que afecta principalmente a los niños. A pesar de su aspecto alarmante, la enfermedad suele resolverse sin complicaciones graves, aunque es importante estar atentos a posibles complicaciones en grupos de riesgo.