Tomar un café escocés o un carajillo es uno de los placeres a los que mucha gente recurre de vez en cuando. Los países mediterráneos acostumbramos a tener siempre cerca el café y el alcohol y de vez en cuando buscamos mezclas que nos ofrezcan el gusto de tomarlos de manera combinada. Pero, ¿conviene hacerlo?
La FDA norteamericana considera que la cafeína es un “aditivo alimentario inseguro” en las bebidas alcohólicas y, en 2010, advirtió a los fabricantes estadounidenses de siete bebidas alcohólicas con cafeína que no podían venderse en el formato en el que las ofrecían, ya que no lo reconocían como seguro.
Efectos negativos del consumo conjunto de cafeína y alcohol
Mezclar cafeína y alcohol podría tener efectos negativos para la salud a corto y largo plazo. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, que provoca sedación y somnolencia al aumentar la cantidad de un neuromodulador llamado adenosina (que ralentiza la actividad neuronal) en el cerebro. La cafeína, por otro lado, es un estimulante del sistema nervioso central y nos hace sentirnos llenos de energía y despiertos al bloquear la unión de la adenosina a sus receptores.
Ambas sustancias también afectan el sistema cardiovascular: la cafeína aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca poco después del consumo, mientras que el alcohol puede aumentar temporalmente la presión arterial mientras se bebe en exceso y el contenido de alcohol en la sangre se está incrementando.
Al consumir ambas sustancias simultáneamente, los efectos estimulantes de la cafeína pueden enmascarar los efectos sedantes del alcohol, lo que podría llevarnos a beber más alcohol de lo que beberíamos de otra manera. Cuando el bebedor se siente más alerta y tiene un aumento en sus reflejos y tiempo de reacción, se siente muy bien y podría beber más. De hecho, un estudio encontró que jóvenes bebedores de 15 a 23 años que mezclaban alcohol con bebidas energéticas (que contienen cafeína) tenían cuatro veces más probabilidades de beber en exceso que aquellos que no mezclaron los dos ingredientes.
Y beber en exceso puede tener efectos secundarios inmediatos en el intestino, porque en ocasiones retrasa el vaciado del estómago, causa inflamación en el estómago (también conocida como gastritis) y puede provocar náuseas, vómitos o dolor abdominal.
La presión arterial
Dado que tanto la cafeína como el alcohol pueden aumentar la presión arterial, mezclar las dos sustancias puede ser particularmente arriesgado para las personas que sufren enfermedades cardiovasculares u otras afecciones cardíacas. Además, la presión arterial alta no tiene síntomas, no nos ofrece una advertencia.
Por eso, si la presión arterial aumenta, es muy posible que quien la sufra no lo sepa y en último caso podría llegar a sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Incluso en aquellos que no sufren ningún problema cardíaco, los atracones frecuentes de alcohol pueden provocar aumentos a largo plazo en la presión arterial, lo que a su vez aumenta el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca cuando no se controla.