Si consiguiéramos pasar la barrera de los 100 años, todos acabaríamos enfermando del corazón, afirman los cardiólogos. La razón es que el envejecimiento de la salud cardiovascular es imparable: a medida que vamos cumpliendo años, nuestro corazón también va haciéndose mayor. Sin embargo, la velocidad a la que se produce esa evolución es distinta en cada persona, dependiendo de cuáles sean nuestros hábitos y nuestra predisposición a determinadas patologías. ¿Cómo ralentizarla? En este artículo lo detallamos.
El envejecimiento de la salud cardiovascular es imparable, pero se puede ralentizar
Quienes tienen factores de riesgo cardiovascular, como los fumadores, los diabéticos, los hipertensos, personas con niveles de colesterol elevado u obesidad, cuentan con más probabilidades de que en ellos esta evolución sea más rápida, si no abandonan el tabaco y no consiguen controlar el azúcar, la tensión, los niveles de colesterol o el peso. Esto es así porque, con el paso de los años, las arterias van envejeciendo, al tiempo que se van depositando en ellas placas de colesterol que las van obstruyendo, y esos dos procesos se originan de forma más precoz en personas que tienen factores de riesgo no controlados.
Sin embargo, no se trata de una tendencia irreversible: la buena noticia es que podemos tomar medidas para ralentizarla. Para lograrlo, desde la infancia debemos llevar una vida saludable. Consiste en seguir una alimentación con los nutrientes adecuados, que básicamente se corresponde con la dieta mediterránea: más frutas, verduras y pescados que carnes, grasas o bollería; hacer ejercicio desde edades tempranas y mantener la rutina deportiva en la edad adulta, ya que estamos hechos para movernos, y si no lo hacemos, aparecen la obesidad, los niveles altos de colesterol, la hipertensión y otros factores de riesgo; y, por supuesto, no fumar. A esos tres pilares de la prevención, habría que sumar a partir de determinada edad controles médicos sencillos, como análisis de sangre y toma de presión arterial, para vigilar si aparece algún factor de riesgo y tomar medidas en caso de que fuera necesario.
Corazón: controles a partir de los 40 años
La edad a la que el colectivo médico fija los controles periódicos para mantener los factores de riesgo a raya es distinta en hombres y mujeres, ya que en la carrera hacia la enfermedad cardiovascular (ECV) el hombre enferma antes que la mujer, aunque luego la incidencia de ECV se equipare. Por eso, en ellos los controles deben comenzar entre los 40 y 45 años, siempre que se trate de una persona sana sin antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular ni ningún otro factor de riesgo.
En la mujer el control de los factores de riesgo es especialmente importante a partir de la menopausia, ya que es cuando empieza a tener más probabilidad de enfermedad coronaria. Y aunque nos encontremos bien, es muy importante ver si hay factores de riesgo, porque la mayoría de ellos son silenciosos, no provocan dolor ni ningún otro síntoma. Esos controles son la forma de poner remedio para prevenir que aparezca una enfermedad cardiaca.