El azúcar es la principal fuente de energía para nuestro metabolismo por ser un nutriente indispensable sin el cual nos resultaría imposible realizar cualquier actividad, incluso la más sencilla. Sin embargo, como todo, su consumo en exceso es perjudicial y debemos tener presente que cuando hablamos de “azúcar” nos referimos a una gran cantidad de tipos diferentes de la misma: Azúcar blanco, azúcar moreno, refinado, edulcorantes naturales…

En esta ocasión hablaremos de los riesgos que conlleva una ingesta excesiva del azúcar añadido en los alimentos más comunes en nuestra cesta de la compra: embutidos, pizzas, conservas, aderezos de salsas, refrescos y hasta en platos preparados y el resto de productos industriales.

Azúcar

Un alto nivel de azúcar en la sangre provoca una alta producción de insulina, lo que tiene el efecto de disminuir muy rápidamente el azúcar en la sangre y, por lo tanto, terminar con una tasa muy baja, resultando en una demanda de dulce que nos adentra en un círculo vicioso de consumo de azúcar que produce más insulina aún, con la consecuencia de desarrollar diabetes.

El azúcar es la principal fuente de energía del cuerpo

Sin embargo, la diabetes no es la única enfermedad que produce, pues la obesidad, los riesgos cardiovasculares, caries dental y hasta enfermedades hepáticas como esteatosis del hígado van de la mano de la alta ingesta de azúcar, pero ¿cuánto es suficiente? Para la OMS, el azúcar debe representar, como máximo, del 5 al 10% de nuestra ingesta diaria de calorías, es decir, de 25 a 50 gramos por día (12 cucharadas), con la excepción del azúcar natural de frutas y verduras.

No se trata de evitarla, sino de elegir las fuentes correctas de consumo centrándose en los cereales integrales y las legumbres. La absorción del azúcar que contienen es lenta y regular lo que resulta en un pequeño aumento de la insulina a la vez que nos proporcionan una gran cantidad de micronutrientes (vitaminas, minerales, etc.) a diferencia de los productos refinados que están totalmente desvitalizados y que contienen calorías vacías.

Si quieres un sustitutivo para endulzar tus platos y bebidas, prueba con la miel, la canela, el anís o incluso con hojas de estevia, que proporcionan un sabor más dulce y con menos consecuencias adversas para nuestro cuerpo. Por supuesto, debemos combinar una dieta saludable con ejercicio físico para mantenernos sanos y reducir el riesgo de enfermedades. Si quieres saber más o tienes alguna duda, siempre puedes consultar con los profesionales de confianza, quienes te podrán ayudar de manera personalizada. Además, cada cuerpo tiene sus particularidades y sus necesidades.

Y recuerda, un estilo de vida saludable pasa por el equilibrio y por evitar excesos.