La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, como apunta la Organización Mundial de la Salud, que afecta al 5% de los adultos y a un 5,7% de los adultos de más de 60 años. Las personas que la sufren experimentan un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del disfrute o del interés en actividades, la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.

También se puede presentar dificultad de concentración, sentimiento de culpa excesiva o de autoestima baja, falta de esperanza en el futuro, pensamientos de muerte o de suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso y sensación de cansancio acusado o de falta de energía.

Existen diferentes tipos de depresión y es fundamental saber el origen para determinar el tratamiento. Estos son algunos de ellos.

Trastorno depresivo mayor

Según los criterios de diagnóstico, las personas deben tener al menos cinco síntomas persistentes durante dos semanas o más para que se les diagnostique un trastorno depresivo mayor. Existen dos subtipos, la "depresión atípica" y "depresión melancólica". Las personas que sufren la primera, tienden a dormir y comer mucho. Son emocionalmente reactivos y muy ansiosos. Los segundos, tienen problemas para dormir y suelen presentar pensamientos de culpabilidad.

Depresión resistente al tratamiento

Como recoge este estudio realizado en Canadá, para que a una persona se le diagnostique depresión resistente al tratamiento, debe haber pasado por dos tratamientos médicos y farmacológicos fallidos. Ayudar a las personas a superar esta depresión comienza con un estudio exhaustivo para garantizar un diagnóstico adecuado e identificar otras causas psiquiátricas y médicas de los síntomas. Se asesora a los pacientes sobre la dosis adecuada y la duración del tratamiento. 

Trastorno depresivo persistente

Las personas con trastorno depresivo persistente o distimia, presentan un bajo estado de ánimo a diario y al menos dos síntomas adicionales de depresión que duran dos años o más. Generalmente son problemas para dormir, baja energía o fatiga, baja autoestima, falta de apetito o poca concentración.

Trastorno disfórico premenstrual

Hasta el 10% de las mujeres en edad fértil experimentan el trastorno disfórico premenstrual (TDPM). Esta forma severa de síndrome premenstrual puede desencadenar depresión, tristeza, ansiedad o irritabilidad en la semana anterior al período. Los científicos creen que estas mujeres pueden tener una sensibilidad anormal a los cambios hormonales durante su ciclo menstrual

Depresión por trastorno bipolar

Los cambios amplios en el estado de ánimo y la energía, desde la euforia hasta la desesperanza, son las características de los episodios depresivos en el trastorno bipolar. Para ser diagnosticado con esta forma de depresión, una persona debe haber experimentado al menos un episodio de manía (un período de tiempo con comportamiento enérgico). Generalmente aparece en la edad adulta joven. 

Mujer triste / Unsplash

Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo

Es un tipo de depresión que se suele diagnosticar en niños que tienen dificultad para regular sus emociones. Se presenta mediante gritos y rabietas, así como con un estado de ánimo irritable o enojado la mayor parte del día casi todos los días y problemas para establecer relaciones sociales.

Depresión posparto

Afecta a una de cada cuatro mujeres y uno de cada ocho hombres después de dar a luz. En las mujeres, se suele desencadenar por los cambios hormonales, fatiga y otros factores. En los hombres, es ambiental, provocado por cambios de roles y cambios en el estilo de vida que vienen con la crianza de los hijos. Puede comenzar en cualquier momento durante el primer año después del nacimiento de un niño, aunque generalmente aparece poco después del parto. 

Trastorno afectivo estacional

El trastorno afectivo estacional es un tipo recurrente de depresión que generalmente ataca en otoño o invierno. Las personas que lo sufren experimentan cambios en el estado de ánimo y falta de energía. Se diagnostica después de al menos dos años de síntomas estacionales recurrentes. Si bien la causa exacta no está clara, la investigación ha sugerido que puede estar relacionado con un desequilibrio de la sustancia química del cerebro, la serotonina. Una sobreabundancia de la hormona del sueño melatonina y niveles insuficientes de vitamina D también pueden desempeñar un papel.