Sufrir ansiedad de vez en cuando o incluso llegar a tener un ataque puede entrar dentro de una cierta normalidad, sobre todo en el momento que estamos viviendo actualmente. Pero si la ansiedad no desaparece y los síntomas se agravan, podemos estar ante un trastorno de ansiedad.

Existen diferentes tipos: el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y los trastornos de ansiedad relacionados con fobias, pero todos dependen de un aspecto importante: cuando los sentimientos abrumadores de la preocupación o el miedo inciden en la vida diaria de una persona.

Los expertos creen que los trastornos de ansiedad pueden provenir de factores genéticos y ambientales y, cuando aparecen se debe acudir a un especialista para que prescriba un tratamiento que, generalmente, incluye psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos. La OMS ha advertido acerca de este problema en informes como este destinados a concienciar acerca del problema.

Estos son cinco signos que deben hacernos pensar que estamos ante un trastorno de ansiedad:

Preocupación excesiva

Las preocupaciones ocasionales son normales, pero para las personas con trastorno de ansiedad generalizada no desaparecen nunca. Las personas que lo sufren se preocupan por cosas típicas, como la salud, el dinero o los problemas familiares, pero en una escala mayor, incluso cuando no hay una razón clara para preocuparse. Esta ansiedad también suele ser difícil de controlar y dificulta que la persona se concentre en sus tareas diarias.

Problemas para dormir

Los adultos generalmente necesitan de siete a nueve horas de sueño cada noche, y cuando su horario de sueño comienza a verse afectado, es una señal de que puede existir un trastorno. El estrés y la ansiedad pueden causar problemas para dormir o empeorar otros problemas, como conciliar el sueño y permanecer dormido. Debido a que los trastornos del sueño pueden provocar ansiedad, o la ansiedad puede provocar trastornos del sueño, lo mejor es acudir al médico cuanto antes. 

Miedos irracionales

Si el miedo se vuelve abrumador, disruptivo y desproporcionado frente al riesgo real, es un signo revelador de fobia, un tipo de trastorno de ansiedad. Aunque las fobias pueden ser paralizantes, no siempre son evidentes. De hecho, es posible que no surjan hasta que una persona se enfrente a una situación específica y descubra que es incapaz de superar el miedo.

Tensión muscular continua

La tensión muscular casi constante, ya sea apretar la mandíbula, apretar los puños o flexionar los músculos de todo el cuerpo, a menudo acompaña a los trastornos de ansiedad. Este síntoma puede ser tan persistente y generalizado que las personas que han vivido con él durante mucho tiempo pueden dejar de notarlo después de un tiempo.

Indigestión crónica

Los problemas digestivos (náuseas, diarrea, indigestión) son algunas de las principales quejas relacionadas con los trastornos de ansiedad. Si bien hay medidas que puede tomar para disminuir el dolor gastrointestinal debido a la ansiedad, como respirar profundamente, hacer ejercicio con regularidad e incluso hacer meditaciones guiadas diarias, lo mejor es acudir al especialista.