Si eres alérgico a los frutos secos, comer, o incluso estar expuesto a una pequeña cantidad puede desencadenar una reacción alérgica. Los frutos secos son uno de los desencadenantes más comunes de la anafilaxia, una reacción grave que puede poner en peligro la vida.
Una alergia a los frutos secos se desarrolla cuando el sistema inmunológico se vuelve demasiado sensible a una proteína del fruto seco. Desgraciadamente, estas alergias son cada vez más comunes y pueden ser muy graves.
Aproximadamente 1 de cada 5 niños con alergia a los frutos secos necesitará atención médica de emergencia en algún momento. A veces, basta con que estén expuestos a pequeñas trazas al comer, al respirar o simplemente al tocarlas. Alrededor de un 2 por ciento de la población tienen alergia a los frutos secos. Una alergia que es más común en bebés y niños pequeños, pero a veces aparece por primera vez en adultos.
Las personas pueden ser alérgicas a diferentes tipos de frutos secos. Los más comunes son los cacahuetes, las almendras, las nueces de Brasil, los anacardos, las avellanas, las nueces de macadamia, los pistachos y las nueces.
Qué causa la alergia a los frutos secos
Los niños pueden sensibilizarse a los frutos secos a través de la leche materna, el contacto cercano con personas que comen muchos frutos secos o mediante masajes en la piel con aceites que contengan proteína de frutos secos.
Cuáles son los síntomas de la alergia a los frutos secos
Una reacción leve a los frutos secos puede causar síntomas como urticaria, hinchazón de la cara, labios y/u ojos, vómitos, dolores de estómago o diarrea.
Incluso si generalmente solo tiene una reacción alérgica leve a los frutos secos, se corre el riesgo de tener anafilaxia. Los síntomas de la anafilaxia incluyen respiración difícil o ruidosa, lengua hinchada, garganta hinchada, dificultad para hablar y/o voz ronca, sibilancias o tos persistente, mareo, colapso y palidez.
La anafilaxia es potencialmente mortal y necesita tratamiento médico de emergencia.
Cómo se trata la alergia a los frutos secos
Si se ha sufrido una reacción al comer frutos secos, el primer paso es consultar a un médico. Es posible que te deriven a un especialista en alergias que te hará un análisis de piel o de sangre para ver a qué eres alérgico. Ahí se verá si eres alérgico a varios tipos diferentes de frutos secos.
No hay cura para la alergia a los frutos secos. El único tratamiento es evitar por completo la exposición a los frutos secos que te causan alergia. Si tienes riesgo de sufrir anafilaxia, es posible que te den un autoinyector de adrenalina. También debes tener un plan de acción contra la anafilaxia para que tú y todos los que te rodean habitualmente sepan qué hacer si te expones a los frutos secos.
Cómo vivir con una alergia a los frutos secos
Si eres alérgico a los frutos secos, debes evitar cualquier exposición a ellas, aunque puede ser muy difícil evitar siempre cualquier traza de los mismos.
Lo recomendado es leer siempre las etiquetas de los alimentos y estar siempre pendiente de los cubiertos y los utensilios de cocina y las superficies donde comemos, por si estuvieran contaminados. Asimismo, conviene estar pendientes de si las personas con las que compartimos tiempo han ingerido frutos secos y pueden tener restos de los mismos que toquemos sin querer.
Además, cuando comamos fuera de casa hay que extremar el cuidado. Sobre todo en restaurantes de comida asiática, donde suelen presentarse mayores riesgos. Lógicamente, debemos llevar siempre encima un autoinyector de adrenalina por si se produjera una complicación. Y, por último, conviene que las personas que nos acompañen sean siempre conscientes de nuestro problema con los frutos secos.