Más del 10 por ciento de los adultos mayores de 60 años experimentan una depresión e insomnio en algún momento de esta etapa vital. La depresión en la tercera edad aumenta el riesgo de problemas de salud como enfermedades cardíacas y presión arterial alta, deterioro cognitivo y suicidio, especialmente en los hombres. Pero, a menudo, no se diagnostica ni se trata. E, incluso entre los que reciben tratamiento, solo alrededor de un tercio mejora o logra la remisión.

Ahora, un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de California ha concluido que la terapia cognitiva conductual previene la depresión, disminuyendo la probabilidad de depresión en más del 50% en comparación con otro tipo de terapias.

La investigación ha sido publicada en JAMA Psychiatry, podrían impulsar los esfuerzos de salud pública para tratar eficazmente el insomnio y prevenir el trastorno de depresión mayor en adultos mayores, una población en crecimiento en todo el mundo gracias al aumento de la esperanza de vida.

“Dado que los adultos mayores son los más vulnerables a los riesgos para la salud asociados con la depresión, se necesita urgentemente una prevención eficaz de la misma”, asegura el Dr. Michael Irwin, autor principal del estudio y profesor de psiquiatría en la UCLA. “El insomnio duplica con creces el riesgo de depresión mayor. Al enfocarse en el insomnio y tratarlo de manera efectiva con la terapia cognitiva conductual, la depresión se puede prevenir de manera efectiva en más del 50% en adultos mayores", asegura.

El insomnio, una afección por la que las personas tienen dificultad para conciliar el sueño y permanecer dormido, se produce en casi el 50% de los adultos mayores de 60 años. Y, cuando ocurre, el riesgo de depresión es más del doble. Aunque a menudo se usan varios tipos de medicamentos para dormir para tratar el insomnio, solo brindan un alivio temporal y presentan un riesgo de efectos secundarios durante el día, como somnolencia prolongada o dolor de cabeza, y dependencia.

La terapia congitivo-conductual se centra en trabajar con un terapeuta para ayudar a identificar y cambiar patrones de pensamiento, respuestas emocionales y comportamientos inexactos o distorsionados.

En cuanto a la depresión, los investigadores escogieron a 291 adultos de 60 años o más con insomnio pero que no habían experimentado ninguna depresión durante 12 meses o más, y asignaron al azar a la mitad del grupo para recibir la terapia por parte de un psicólogo capacitado, y la otra mitad para recibir terapia de educación del sueño.

Ambos grupos recibieron sesiones grupales semanales de 120 minutos durante dos meses y luego se sometieron a un seguimiento durante tres años. En el transcurso de 36 meses de seguimiento, los participantes completaron cuestionarios mensuales para detectar síntomas de depresión y/o insomnio y fueron entrevistados para el diagnóstico cada seis meses para determinar si había ocurrido un episodio de depresión clínica.

Los hallazgos clave mostraron que la depresión ocurrió en el 25,9% de los adultos mayores en el grupo de control de la terapia de educación durante el seguimiento, mientras que la depresión se produjo en solo el 12,2% en el grupo de la terapia cognitiva.