El ritmo circadiano es un reloj interno que prácticamente tenemos todos los seres vivos y que produce una serie de cambios físicos y mentales que tienen lugar a lo largo de las 24 horas de un día y que responden de manera general a los procesos de luz y oscuridad.
Entre ellos, uno de los más representativos es el del ciclo sueño-vigilia, pero existen otros mecanismos afectados por estos procesos en los que están involucrados diferentes genes y su alteración está relacionada con una mayor incidencia de enfermedades como el cáncer o las patologías psiquiátricas y neurodegenerativas.
El trastorno del ritmo circadiano
Un estudio publicado recientemente en la revista Nature Translational Psychiatry de la Universidad de California apunta a que determinadas patologías mentales como la ansiedad, el autismo, la esquizofrenia y el síndrome de Tourette tienen cada uno sus propias características distintivas, pero un factor que une estos y la mayoría de las patologías mentales es la interrupción del ritmo circadiano, en lo que se conoce como trastorno del ritmo circadiano.
Al parecer, la interrupción de este reloj interno es un factor que ampliamente se superpone a todo el espectro de trastornos de salud mental. Y el signo más revelador de la interrupción del ritmo circadiano, que es un problema con el sueño, suele estar presente en cada trastorno. Y aunque el estudio se enfoca en patologías ampliamente conocidas, como el autismo, el TDAH y el trastorno bipolar, los expertos creen que se puede generalizar a otros problemas de salud mental, como el trastorno obsesivo-compulsivo, la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, la adicción a la comida y Enfermedad de Parkinson.
Diferencias por sexo y edad
Otro aspecto interesante es la interacción de los ritmos circadianos y los trastornos mentales con el sexo. Por ejemplo, el síndrome de Tourette está presente principalmente en los hombres, y la enfermedad de Alzheimer es más común en las mujeres en una proporción de aproximadamente dos tercios a un tercio.
La edad también es un factor importante, según los científicos, ya que la alteración de los ciclos puede afectar el desarrollo neurológico en los primeros años de vida además de provocar la aparición de trastornos mentales relacionados con el envejecimiento entre los ancianos. Pero lo que no se sabe con certeza es si el trastorno del ritmo circadiano es un actor clave en el origen y la aparición de estas enfermedades o un síntoma que se refuerza a sí mismo en la progresión de la enfermedad.
Los expertos quieren hacer un estudio nivel molecular utilizando tecnologías transcriptómicas (expresión génica) y metabolómicas que se puede aplicar a gran escala en modelos animales, al tomar muestras de tejidos de diferentes áreas del cerebro y diferentes órganos. El objetivo es sistematizar los resultados con respecto a la edad, el sexo y las áreas del cerebro para investigar la ritmicidad molecular circadiana antes y durante la progresión de la enfermedad. De esta forma se podría avanzar a la hora de identificar biomarcadores potenciales, relaciones causales y terapias novedosas para las enfermedades mentales.