El cáncer de piel es el más fácil de prevenir. Sin embargo, también es el más frecuente y su incidencia ha aumentado de manera significativa: casi un 50 % en los últimos 10 años. Según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), cada año se diagnostican un millón de nuevos casos en el mundo y cada hora mueren 15 personas por esta enfermedad. Una enfermedad que, como recuerdan los especialistas, puede prevenirse con facilidad mediante unos hábitos saludables y sencillos. Proteger la piel frente al sol y revisarla una vez al mes son la base para evitar la aparición del melanoma u otros cánceres cutáneos y detectarlos a tiempo.
Visitar al especialista es clave para la piel
Este año, la llegada del verano es más bienvenida que nunca. Después de los meses de frío, los planes al aire libre son especialmente apetecibles.
Síntomas del cáncer de piel
Lo idóneo es visitar al dermatólogo una vez al año, ya que este profesional revisará nuestra piel de manera adecuada y podrá detectar anomalías. No obstante, la autoexploración es muy importante. En este sentido, los lunares y las marcas de la piel nos darán pistas. Para revisar los lunares y reconocer posibles melanomas, conviene tener presente la regla ABCDE:
- A. Asimetría. La forma del lunar no es homogénea, es irregular.
- B. Borde. Su borde es irregular, mal definido u ondulado.
- C. Color. El lunar no tiene el mismo color, sino que varía de una zona a otra.
- D. Diámetro. Si este es mayor a 6 milímetros.
- E. Evolución. Si detectamos que algún lunar tiene una rápida progresión en su color, tamaño o bordes.
Sin embargo, la Sociedad Americana del Cáncer (ACS) apunta que algunos melanomas no presentan estas características y que, precisamente por ello, es fundamental que informemos al médico sobre cualquier cambio en la piel o nuevo lunar, o crecimientos distintos al resto de los lunares.
Qué tipos de cáncer de piel hay
Además del melanoma, la Sociedad Americana del Cáncer explica que hay diferentes tipos de cáncer de piel, y que algunos son más frecuentes que otros. Los dos más habituales, según esta institución, son el cáncer de células basales (que comienza en la capa más profunda de la piel) y el cáncer de células escamosas (que empieza en la capa más externa de la piel). En estos casos, las señales son distintas. Por ello, además de los lunares, debemos prestar atención a los cambios en nuestra piel:
- Crecimientos parecidos a verrugas.
- Manchas rojizas elevadas que causan picor o comezón.
- Manchas rojas, ásperas o escamosas, que pueden sangrar o formar una costra.
- Áreas planas, firmes, pálidas o amarillas, similares a una cicatriz.
- Protuberancias enrojecidas o rosadas, brillosas, que pueden tener áreas de color azul, marrón o negro.
- Úlceras abiertas que no se curan, o que se curan y vuelven a aparecer.
- Crecimientos o protuberancias de color rosa con bordes elevados y un área hundida en el centro.