Los tés sin lugar a dudas se están abriendo paso de una forma veloz en nuestro día a día. Cada vez son más los que optan por este tipo de bebida. No es para menos teniendo en cuenta todo el sabor que desprenden, así como la gran variedad de ingredientes con los que los podemos mezclar (jengibre, limón, naranja...). Además, son una opción más que sana. Sin embargo, existe una variedad enorme de tés, con lo que elegir nuestro favorito no es fácil. Algunos de los más demandados son el té rojo y el té verde, los cuales hemos querido comparar a grandes rasgos, pero teniendo en cuenta que ambas opciones son beneficiosas para nuestro cuerpo.

Similitudes y alguna diferencia entre ellos

Té rojo o té verde: sus beneficios

Té verde: su mayor virtud es su efecto antioxidante, producido por las catequinas y polifenoles propios de este té, lo que ayuda a mantener jóvenes las células, incluyendo las paredes arteriales, lo que favorece al mismo tiempo al sistema cardiovascular. Cuenta también con un efecto diurético y es un aliado para controlar el peso. Gracias a la L-Teanina, también tiene un efecto relajante, con lo que tomarlo de noche es una opción.

Té rojo: en el caso del té rojo debemos saber que en el proceso de fermentación las bacterias generan una sustancia llamada lovastina, que ayuda a reducir el colesterol LDL (el malo) y aumenta la producción de colesterol HDL (el bueno). Esto reduce los depósitos de grasa en vasos y arterias. Además, mejora los niveles de la lipasa, un enzima que limita la acumulación de grasa en las vísceras. También contiene antioxidantes (aunque en menor cantidad que el té verde), nutrientes y vitaminas. Y cuenta con un mayor efecto estimulante que el té verde, con lo que si tenemos insomnio no es tan buena opción.

Si bien es cierto que uno y otro se distinguen, ambos cuentan con características muy similares en mayor o menor grado: propiedades antioxidantes, depurativas y adelgazantes y anticancerígenas.

El té, cuestión de sabor.

Te rojo o te verde: la diferencia radica en el sabor

Si son propiedades son en realidad tan parecidas, ¿cuál debemos elegir? 

El té rojo es más fuerte y espeso, se suele acompañar de leche para aportar una textura más cremosa y se suele recomendar para tomar por las mañanas, por su carácter estimulante y energético que nos ayudará con el día a día.

El té verde es más suave, ligero y herbal. Es un poco más amargo que el te rojo, por eso se suele combinar con la menta o el limón, y se le añade azúcar o edulcorante.

Así que la diferencia más acusada entre el te rojo y el te verde está en el sabor, algo que viene dado por el mencionado proceso de elaboración y, por su supuesto, por su calidad, dado que no es lo mismo tomar una infusión de té en bolsistas que en tetera, como tampoco un producto de supermercado y otro de una marca especializada en este tipo de productos.