La del videojuego es una de las industrias de ocio más fructíferas, con 20 millones de jugadores alrededor del mundo. Una de sus variedades crecientes son los videojuegos de rol multijugador en línea, en la que muchos de sus usuarios pagan por poder jugar. A diferencia de los tradicionales, estos juegos en línea no tienen fin. Investigadores españoles e ingleses han estudiado el fenómeno, por la magnitud que ha alcanzado y por el temor ante el posible poder adictivo del mismo. No obstante, parece que esta modalidad es beneficiosa para prevenir la adicción a estas tecnologías.

Un estudio realizado por la Universitat Ramon Llull, la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y la Universidad Nottingham Trent de Reino Unido concluye que jugar en línea con varias personas previene el desarrollo de adicciones a los videojuegos, ya que evita el juego aislado y en solitario. Los científicos afirman que la motivación que lleva a los jugadores a esta práctica es, sobre todo, relacionarse socialmente y explorar nuevas aventuras virtuales.

Otro resultado curioso e inesperado es que las horas semanales dedicadas a esta afición no parecen disminuir con la edad, lo que sugiere que la atracción causada por este entorno de juego no se limita a personas muy jóvenes. Hay que tener en cuenta que los videojuegos siempre se han considerado una actividad de adolescentes. Según los investigadores, participar en un videojuego en línea responde a la motivación «sana» de socialización. Muestran un perfil del jugador alejado del estereotipo del adicto y concluyen que «parece disfrutar de una serie de razones que posiblemente explican el grado de implicación y perseverancia en el juego».

 

Jugar en línea con varias personas previene el desarrollo de adicciones a los videojuegos, ya que evita el juego aislado y en solitario

 

Cuidar la salud mental

Los videojuegos pueden aportar beneficios en los estados de ánimo y ansiedad de las personas que padecen algún grado de depresión. El riesgo adictivo a los videojuegos, según los investigadores, se da cuando el jugador puede crearse una nueva identidad que le permite dos cosas: satisfacer sus deseos y fantasías y olvidar sus frustraciones. Estas características se cumplen hasta tal punto, que la vida del personaje creado puede llegar a parecer más real que la propia. Todo ello no solo facilita las adicciones, sino que también podría tener un papel importante para el desarrollo de trastornos.

Los videojuegos en línea han sido estudiados por otras instituciones que señalan más beneficios, siempre y cuando se utilicen de forma moderada y responsable:

  • Son un consuelo para la depresión. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la East Carolina University (EE.UU.), los juegos en línea casuales (con mecánicas sencillas y directas enfocadas a rápidas partidas multijugador) tienen un efecto positivo en los niveles de estado de ánimo y ansiedad de las personas que padecen algún grado de depresión.
  • Mejoran la destreza. En una investigación realizada por psicólogos de la Universidad de Rochester (EE.UU.) entre residentes y cirujanos jugadores habituales de vídeos on line, estos mostraron ser un 24% más hábiles al realizar diversas técnicas quirúrgicas, así como cometer un 32% menos de errores. Los investigadores aseguran que este tipo de juegos mejoran de manera significativa la visión en personas adultas y las habilidades para realizar multitareas.
  • Ayudan a reducir el estrés, porque permiten evadirse de la realidad mientras dura la partida. Investigadores de la Texas A&M University (EE.UU.) afirman que pueden combatir la ira, puesto que los jugadores desahogan su agresividad.
  • Permiten mejorar el aprendizaje de idiomas, si los jugadores son de distintos países. El idioma habitual es el inglés, con lo que mejoran la expresión oral de un segundo idioma.

 

Recomendaciones para un juego saludable

Hay que tener en cuenta que todos estos beneficios se logran con un empleo adecuado de los videojuegos, puesto que en exceso pueden volverse contraproducentes, sobre todo, en los más pequeños. Por este motivo, los progenitores deben controlar:

  • Regular el tiempo que se emplea en los juegos, no más de 2 horas diarias.
  • Tratar de compartir experiencias con los hijos a través del juego y probar aquellos que más les gustan. De esta manera se promueve el trabajo en equipo y el tiempo de goce con la familia.
  • Crear espacios familiares más allá de los videojuegos, algo que ayuda a prevenir no solo esta adicción en concreto, sino todo tipo de aficiones desmedidas.
  • Motivar diversas actividades fuera del mundo virtual.
  • Verificar que los juegos se acompañan de recomendaciones de seguridad en caso de que sea necesario.