El planeta es nuestra casa común y nuestro legado para las próximas generaciones. Aigües de Barcelona, referente en la gestión del agua desde hace más de 150 años, está comprometida con la mejora de la calidad del aire en las ciudades, donde el cambio climático y la contaminación, procedente sobre todo de los vehículos que usan combustibles fósiles, supone una amenaza para todos, en especial para los colectivos más vulnerables (niños, mayores y personas con dolencias respiratorias).
El Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra el 5 de junio, pone el foco este año en la necesidad de reducir la polución, el mayor riesgo ambiental para nuestra salud y que se cobra siete millones de vidas cada año en todo el mundo, en especial en las grandes ciudades.
Aigües de Barcelona reduce un 40,6% su huella de carbono, apuesta por la movilidad sostenible y monitoriza la contaminación
Aigües de Barcelona, que lleva en su ADN el compromiso con la sostenibilidad y con la economía circular, ha reducido desde 2015 en un 40,6% su huella de carbono, un indicador que mide las emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero producidas por un producto o un servicio a lo largo de su ciclo de vida. Además, casi el 100% de la energía utilizada en las distintas fases del ciclo del agua tiene garantía de energía verde.
Movilidad sostenible y control del aire
La compañía, que abastece a 23 municipios y prácticamente a tres millones de personas, impulsa la movilidad sostenible y posee una flota de 120 vehículos 100% eléctricos, la más grande de toda el área metropolitana de Barcelona y certificada con el sello de calidad ambiental. En su apuesta por la innovación, Aigües de Barcelona ha realizado una prueba piloto de monitorización móvil de la contaminación del aire mediante la instalación de sensores sobre los vehículos, que permite recoger datos en tiempo real sobre la calidad ambiental.
El compromiso con el medio ambiente, y con la reducción de las emisiones responsables del cambio climático, es evidente también en su proyecto para convertir las estaciones de tratamiento de aguas residuales en biofactorías. Se trata de lograr que, además de seguir la política de cero residuos, estas instalaciones sean autosuficientes y generen toda la energía para asegurar su funcionamiento. La planta del Baix Llobregat será pionera en esta reconversión con el objetivo de reducir la huella de carbono y mejorar la eficiencia energética.