Obtener un lugar donde vivir a un precio asequible y de calidad es una necesidad básica que se ve acentuada en los tiempos actuales, marcados por la pandemia del coronavirus. Una pandemia que ha puesto de manifiesto que el modelo de vivienda tradicional presenta ciertas carencias y limitaciones, como la necesidad de disponer de espacios polivalentes y multifuncionales que puedan permitir una buena relación entre los espacios donde teletrabajar y, a la vez, poder convivir.
En este contexto, el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) sigue trabajando para ofrecer viviendas y hogares que den respuesta a una demanda social que reclama nuevos espacios que se adecuen a las necesidades actuales y que velen por el medio ambiente. Para hacerlo, cuenta con el Institut Metropolità de Promoció de Sòl i Gestió Patrimonial (IMPSOL), el Habitatge Metròpolis Barcelona (HMB) y el Consorci Metropolità de l’Habitatge.
Ramon Torra, consejero delegado de IMPSOL y gerente de AMB, asegura que "en estos momentos, IMPSOL tiene en marcha —en diferentes fases— 1.327 viviendas protegidas en proceso de construcción: 583 en venta y 744 para alquilar en toda el Àrea Metropolitana de Barcelona". Una construcción basada en la sostenibilidad, en la innovación de los procesos constructivos y en las nuevas tipologías de vivienda.
"Construimos las viviendas que se tendrían que hacer después de la pandemia, pero que hemos pensado y diseñado con anterioridad"
El coordinador técnico de IMPSOL, Josep Maria Borrell, explica que los edificios que proyectan tienen que aportar algún valor añadido a la sociedad: "No pensamos solo en el beneficio del futuro usuario como entidad particular que vivirá aquí, sino que queremos un edificio que tenga calidad arquitectónica y que responda a la ciudad".
Borrell explica que se intentan buscar nuevas vías de construcción que fomenten la prefabricación y la industrialización, que hagan de la vivienda y de los edificios de vivienda un mecanismo más sistematizado. El mismo técnico concluye que en estos momentos, "construimos las viviendas que se tendrían que hacer después de la pandemia, pero que hemos pensado y diseñado con anterioridad".
Edificio Pisa de Cornellà de Llobregat
La nueva promoción de 85 viviendas de pisos con protección oficial del antiguo espacio del Cine Pisa de Cornellà de Llobregat es un claro ejemplo de hogares pensados tanto para el modelo tradicional de familia como para las nuevas formas de vivir.
Estas viviendas —pensadas y diseñadas antes de la Covid-19—, constan de dos entradas a través de dos terrazas. Una vez dentro, se eliminan los pasillos, lo que permite incrementar las habitaciones y así todas las piezas de la vivienda ofrecen dimensiones similares de entre 12 y 13 m,2 flexibilizando los usos que se pueden desarrollar.
El objetivo: buscar la máxima interconexión de espacios
Marta Peris i José Toral, arquitectos del edificio, apuntan que "se apuesta por colocar la cocina en el centro del piso como un espacio distribuidor, en lugar de una cocina cerrada que de alguna forma invisibiliza la tarea doméstica." Los arquitectos añaden que "el hecho de que la mesa esté situada en el centro de la vivienda permite que se puedan articular los movimientos a su alrededor, haciendo de este espacio un lugar multifuncional".
Con respecto al exterior, el edificio cuenta con un gran jardín comunitario, desde donde se podrá acceder a las viviendas y que comunicará con la calle, generando sinergia con la ciudad. "Hemos apostado por la creación de este gran espacio en el cual todos los vecinos podrán coincidir, agrupando 4 comunidades en un único punto que permite un lugar con cierto control social", apuntan los arquitectos. La planta baja se destinará a ubicar un equipamiento de más de 1.000 m2 repartidos en dos plantas y un local comercial de 557 m2. Debajo se encuentra el sótano, que consta de 58 plazas de parking y 13 trasteros.
Viviendas inclusivas con perspectiva de género
Así pues, con estas características se obtiene como resultado viviendas inclusivas, diseñadas teniendo en cuenta la perspectiva de género y rompiendo las jerarquías espaciales, como también el reparto de roles y poderes tradicional. Un diseño y una concepción del espacio que pretenden ofrecer la máxima calidad espacial a fin de que todas las actividades puedan ser efectuadas por dos personas al mismo tiempo, reivindicando las tareas domésticas como pueden ser la cadena de ropa, la alimentación, la basura y el reciclaje.
Viviendas sostenibles que contribuyen a la reducción de la huella ecológica
La sostenibilidad ha sido y es uno de los ejes principales de la promoción de viviendas. El objetivo es minimizar las emisiones de CO2, los residuos generados durante la construcción y la demanda energética posterior. Un hecho que ha permitido obtener una Calificación Energética A gracias a las estrategias ambientales implementadas, como son la incorporación de materiales reciclados y reciclables como la estructura de madera, la reducción de la demanda energética gracias a los aislamientos y a la ventilación cruzada, el uso de instalaciones de alta eficiencia energética mediante el sistema aerotermia para calefacción y producción de agua caliente y la producción de electricidad mediante placas fotovoltaicas para los servicios comunitarios.
Borrell, el coordinador técnico de IMPSOL, apunta que el hecho de que la edificación esté construida en buena parte de madera "permite que se aporten materiales sanos y saludables a las nuevas formas de vivir, aparte de las consecuentes reducciones de las emisiones de CO₂". Peris, la arquitecta, añade que "la madera presenta unas prestaciones y condiciones hidrotérmicas que, por ejemplo, permiten ceder o absorber la humedad del ambiente, aparte de acelerar todos los procesos de construcción por la velocidad de la técnica del material".
La edificación en concreto constará de pisos de alquiler (el 20%) y el resto de venta (un 80%). El precio de los pisos estándar es de 1.940 euros el metro cuadrado útil.
La AMB y el IMPSOL siguen fomentando la construcción cuidando del medio ambiente, evitando generar emisiones de CO2 innecesarias y contribuyendo a hacer uso de materiales saludables y sostenibles para adaptar las nuevas viviendas a las futuras necesidades de los usuarios que habiten allí.