Carles Duarte, uno de los poetas catalanes de referencia, con obra traducida a varios idiomas, es director general de la Institución Cultural CIC desde 2016, un conglomerado educativo con nueve mil alumnos que abarca desde la educación infantil al bachillerato y con grados universitarios en idiomas, música o diseño.
La experiencia del confinamiento, con el cierre de las escuelas, cogió el CIC precavido, lo cual posibilitó reanudar la actividad al cabo de cuatro días, en este caso a distancia. "Tenemos un alumnado digital en unas escuelas que hacen un uso avanzado en la tecnología" observación Duarte, aunque "no tenemos que olvidar que las personas nos formamos en contacto con otras personas", una dimensión que se ha tenido que interrumpir de repente.
La experiencia de este mes y medio conjuga con el signo de los tiempos. "El mundo de la educación ha cambiado desde basar el aprendizaje en la memoria hacia un desarrollo de las competencias y de las capacidades. Las tecnologías han ayudado a eso y ahora coge una dimensión muy interesante desde un punto de vista pedagógico-educativo."
La adaptación al cambio varía en función de la edad y del nivel educativo. "En música, por ejemplo, los padres ven la evolución desde casa. Incluso hay proyectos en común con partituras interpretadas simultáneamente. En idiomas, en cambio, ya hay más tradición de enseñanza en línea". Para el director general del ICCIC, el resultado en el Bachillerato es excelente, "con una gran interrelación entre el profesorado y el alumnado." En cambio, la educación infantil "requiere mucho esfuerzo por parte del profesorado y además se necesita la implicación de los padres. Las tecnologías no pueden satisfacer todas las necesidades de adquisición de conocimientos y competencias".
A Carles Duarte le preocupa la imagen poco afinada del aprobado general que se dio en el primer momento por parte del gobierno central. "Eso es un desastre, es un error, porque estos meses no se pueden perder, porque después reanudar el hilo es mucho más complicado." Además, "hay un error de base que es no entender la naturaleza de la educación. La educación es un proceso constante, es una carrera que no se puede detener". Se felicita, en cambio, por como la Generalitat ha corregido la pretensión inicial de pasar de curso por la falta de igualdad de oportunidades con los alumnos que no disponían de ordenadores para seguir las clases online.
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