Los viñedos de la DO Pla de Bages se extienden por el corazón de Catalunya, en medio de una zona privilegiada marcada por formaciones montañosas míticas como Montserrat y la sierra de Castelltallat, el Parque Natural de Sant Llorenç del munt y l'Obac o el Massís del Montcau. Es precisamente esta ubicación, una de las características más curiosas de esta DO. El territorio que lo acoge fue un mar interior hace 40.000 años. Gracias a la relevancia de su origen geológico, actualmente la zona cuenta con el reconocimiento como Geoparque mundial UNESCO de la Catalunya Central.
Estas peculiaridades hacen del Bages una zona óptima para la obtención de vinos de gran identidad
El clima de esta zona también acompaña. El Bages dispone de las condiciones idóneas para el cultivo vinícola: un excepcional microclima, una pluviosidad escasa y una fuerte oscilación térmica, además de un suelo franco arciloso y calcáreo.
Sus vinos quedan impregnados con notas balsámicas de lavanda, tomillo y romero. Estas plantas aromáticas que pueblan los bosques de pinos, robles y encinas rodean las viñas.
Tierra de muchas viñas y buen vino
Aunque históricamente el Bages es sinónimo de muchas viñas y de buen vino, no está claro desde cuando se cultiva. Hay tesis que afirman que el nombre de la comarca venía de Bacus, el dios pagano del vino. Y por lo tanto, su tradición vitivinícola sería tan antigua como su historia.
En el siglo X, documentos históricos certifican la existencia y el predominio del cultivo de la viña y la producción de vino. Dos centros importantes desde un principio para la viticultura fueron Manresa, núcleo de población principal de la comarca, y el monasterio de Sant Benet de Bages. Allí podríamos decir que empezó una tradición que ha llegado hasta nuestros días adaptando un producto de alta calidad y siglos de historia a los sabores y necesidades de los consumidores actuales.
Entre 1860 y 1890 el Bages fue la comarca con más viña de Catalunya (hasta 27.700 hectáreas). Fue la fiebre de oro de la viña en el Bages
Paralelamente, las bodegas y pueblos de la zona también han aprendido a sacar partido de paisaje y el entorno a través del enoturismo, que ofrece a los visitantes, locales y extranjeros, la posibilidad de impregnarse de la rica cultura de la zona en unas experiencias que unen historia, vino, gastronomía y naturaleza.
¿Qué variedades podemos encontrar a la DO Pla de Bages?
La producción media de la DO Pla de Bages es de 7.500 hl. Dentro de la producción de la DO encontramos una gama muy amplia de variedades.
Las bodegas de la DO comercializan un millón de botellas anualmente
Variedades negras
Los vinos tintos son de calidad elevada, con cuerpo, bien constituidos y armónicos, a veces con el matiz de una crianza esmerada. Estos vinos de reserva y crianza presentan notas aromáticas muy características; son complejas, fragantes, con toques balsámicos, manteniendo siempre aromas de la fruta y la planta. Una vez en la boca se expresan con plenitud, sabrosos y muy agradables.
MANDÓ: La mandó es una variedad de uva negra casi olvidada que se está recuperando satisfactoriamente. Los vinos elaborados con esta variedad sorprenden por su calidad y personalidad. Por eso, se está realizando un gran esfuerzo por su reintroducción rescatando las pocas vides que han sobrevivido a su abandono.
SUMOLL: La variedad autóctona negra más conservada en la zona. De ciclo medio, uva grande y producción media elevada. Da vinos tintos de poco color, pero mucha frescura y estructura tánica (de sabor fuerte y seco en boca).
PICAPOLL NEGRO: La variedad de Picapoll negro genera vinos de aromas muy intensos y de una agradable acidez.
GARNACHA NEGRA: Variedad de ciclo medio, de grano grande y generalmente de maduración con poco color. Solo las viñas muy viejas llegan concentrar en terrenos bien drenados y soleados. De gran valor para aportar sensaciones de dulzura y mucha frescura aromático (frambuesas e incluso fresa).
MERLOT: En las zonas frías, como el Bages, es donde esta variedad de ciclo corto madura ya con los primeros fríos. Eso le aporta mucha elegancia en comparación con zonas más calientes. Con notas de grosella y fondo de cacao.
CABERNET SAUVIGNON: Posiblemente la uva mejor adaptada en todo el mundo, gracias a su ciclo largo. Las largas maduraciones en otoño en zona fría (vendimias a finales de octubre en nuestra zona) respetan la acidez y el perfil varietal (cereza picota, fruta negra) permitiendo eliminar sus aromas vegetales y dando cremosidad a los taninos que le aportan una gran estructura.
TEMPRANILLO: Variedad negro de grano grande, tendencia a ser productivo de joven y va equilibrando a medida que envejece, reduciendo la producción y mejorando su maduración. En la zona, aporta ligereza aromas florales, regaliz y fruta roja, que dan frescura a vinos de media crianza.
CABERNET FRANCO: De maduración ligeramente más avanzada que el Cabernet Sauvignon, así y todo variedad tardía. Da vinos de gran estructura y color, destacando las notas de toffee sobre frutas del bosque.
SYRAH: Uva de grano grande pero de gran pigmentación. A pesar de tener la piel muy delicada, las largas maduraciones hasta octubre respetan las características de violeta y olivada. Estos aromas junto con la gran estructura y al mismo tiempo suavidad en boca la hacen una variedad muy agradecida por las mezclas.
Variedades Blancas
También se elaboran vinos blancos, el más reconocido con la variedad autóctona de Picapoll. Son frescos y sabrosos. También se elaboran algunos rosados, con gran personalidad y aromas delicados, frescos y de graduación alcohólica moderada.
ALBILLO BLANCO: Variedad tardía, de grano ovalado y piel gruesa, que lo protege en su larga maduración. Da vinos de acidez media que los hace muy amables y potencia su sensación de volumen. Aromáticamente revela notas cítricas, como el pomelo, la hierba aromática espliego y en los años más frescos las notas florales (flor blanca como el jazmín).
MACABEO: Variedad de ciclo medio. Aporta elegancia a las mezclas de la zona. Se caracteriza por las notas de fruta blanca y una aportación media de grado y acidez.
CHARDONNAY: Uva temprana, de grano esférico pequeño y apiñada. Da vinos de buena acidez, pero sobre todo de gran estructura en boca y mucha aptitud para el envejecimiento. Destacan los aromas de fruta fresca como la manzana verde y notas de piña americana.
SAUVIGNON BLANCO: Uva blanca de piel delicada. Elaborado en condiciones de máxima preservación del oxígeno revela gran potencia de aromas tropicales, maracuyá y vegetales elegantes como el boj.
GEWÜRZTRAMINER: Uva de piel rosada aunque se obtiene vino blanco. La misma uva ya revela su gran potencial de notas florales, rosa.
MALVASÍA: La malvasía es una variedad de vid blanca, aunque también existe una subvariedad negra. La uva de malvasía es menuda y poco compacta. El grano es grande, tierno y ovoide, muy dulce y aromático. El vino elaborado con esta variedad vitícola es denominado también malvasía, o vino de malvasía, un vino licoroso blanco, dulce y de alta graduación.
Tinas a pie de viña
Como siempre, la mejor manera de saber más sobre una DO es visitarla. Es por eso que os proponemos una ruta circular de 3km (de dificultad fácil), para que os adentréis en el valle del Flequer y conozcáis las barracas de viña y las tinas de vino que los campesinos utilizaban para trabajar más cómodamente y evitar que la cosecha se estropeara.
El itinerario transcurre mayoritariamente por senderos y caminos dentro del bosque y da la oportunidad de hacer volar la imaginación para trasladarse hasta una época donde el paisaje y la vida eran radicalmente diferentes.
El extraordinario conjunto de las tinas de la Escudelleta son una muestra representativa, ya que, gracias a su buen estado de conservación, permiten reconstruir el pasado, no tanto lejano, de la comarca. Los márgenes, las zanjas, los depósitos de viña y el entorno natural son el resto de elementos definidores de esta ruta.