Entre los actores clásicos de nuestro país, el nombre de Enric Majó ocupa las primeras hileras. Desde los personajes antológicos del Romea hasta el Teatre Lliure, desde Estudio 1 hasta los seriales de TV3, Majó es una de las caras más conocidas y reconocidas de la dramaturgia catalana. Los 75 años recién hechos pocos días después del Decreto de Alarma no le han hecho perder la ilusión por reencontrarse con la escena, muy pronto.
A pesar de recordar que "nuestro sector siempre estamos en situación de crisis y nuestros contactos son a veces por días o semanas" o que "hay actores y actrices que después de un tiempo de estar en una situación de indefensión económica permanente lo dejan sí que es consciente que "ahora, la situación de crisis se total." Sin embargo se muestra esperanzado: "de los momentos de crisis nacen creaciones importantes. Tan de bono no llegamos en el extremo de ahogarnos, pero si llegamos estoy seguro de que algunas cosas buenas saldrán".
Con respecto al propio confinamiento lo que lo ha salvado son las nuevas tecnologías: "Lo que me ha servido es entrar en Internet y buscar cosas. Gracias a Internet no me siento cerrado en casa". Considera que es una herramienta fundamental para los nuevos creadores y el público actual: "Las nuevas tecnologías nos permiten ver obras de teatro de todo el mundo, y tener una información que antes era impensable. La tecnología es fantástica. Pero no es el momento de la creación, lo estamos reviviendo y por lo tanto no podrá sustituir nunca el hecho de ver una obra de teatro en vivo".
También es consciente del cambio que el sector de las artes escénicas ha desarrollado las últimas décadas: "Hace años que se ha perdido el glamur del teatro. El ceremonial, como se arreglaba la gente, el ir a cenar después. Y se ha perdido para bien. Hay una cosa más natural, más relajada. Vas al teatro porque te interesa y lo suficiente", recalca.
En cuanto a los Premios Talento Cámara en artes escénicas es consciente que "los premios, cuando se dan, es porque detrás hay un trabajo. Te puede gustar o no aquella obra de teatro, aquel creador, pero siempre que se levanta un telón hay tanto trabajo detrás, que seguro que vale un premio".