"Cuando estudiaba en la universidad, nos explicaron qué era la acogida familiar y desde aquel momento decidí que en algún momento de mi vida querría ser familia de acogida", recuerda Assumpta, que confiesa que entonces todavía desconocía su homosexualidad y lo que le depararía el futuro, que pasaría por conocer a Imma y por plantearse formar la familia optando por esta vía, la acogida. "La acogida significa formar una familia, significa acoger a unos niños o niñas que necesitan tu ayuda porque sus familias biológicas no los pueden cuidar o no se pueden hacer cargo", confiesa la pareja, que, a pesar de desconocer el futuro de las dos criaturas que tienen en acogida simple desde 2016, se hacen cargo de ellos y los quieren como si de unos hijos biológicos se tratara.

"Existen muchos modelos familiares y a ellos les ha tocado vivir este", Assumpta

La pareja remarca: "Hoy en día, tenemos la suerte de no encontrar un único modelo familiar, hecho que comporta que sea muy importante para estas criaturas que le puedan poner un nombre y que sientan que pertenecen a un núcleo familiar". Para la pareja, la acogida significa el modelo familiar al que han optado y que han normalizado. "Siempre decimos: 'Que me miren...'. Nuestros niños cuando llegaron no se creían que los pudiéramos mirar exclusivamente a ellos", recuerda Assumpta, que remarca la necesidad de hacer sentir único a aquel niño desde esta estima familiar que todos necesitan.

El testimonio de Assumpta y de Imma

La acogida de hermanos

No es lo mismo acoger a una criatura que acoger a dos o más. Tampoco es lo mismo cuando son hermanos. Sin embargo, ¿qué diferencias hay? ¿Supone una dificultad añadida al proceso de acogida o una facilidad para las familias y los propios niños? "Cuando nos decidimos por la acogida, me imaginaba lo que podía significar para una criatura llegar a casa de unos desconocidos sin ninguna referencia", expone Assumpta, que considera que si tienes cerca a alguien con un vínculo natural, lo hace todo más fácil. "Pensando en los miedos de los primeros días y lo que puede suponer este cambio para el niño, es lo que hizo decidirnos", apunta la pareja, que se muestran satisfechas de su elección, porque, tal como remarcan, el hecho de acoger a unos hermanos supone un punto de referencia estable para los dos, que, a pesar de los cambios, las dificultades y los obstáculos, por el hecho de tenerse el uno al otro siempre se les ha hecho mucho más fácil. "Y, por otra parte, la idea de separar hermanos, que directamente no entraba dentro de nuestra cabeza", concluyen.

La incertidumbre del futuro

Pero no todo es un campo de rosas. La pareja confiesa que lo más complejo de todo el proceso es la incertidumbre que genera el futuro. "Lo más duro de todo es no saber qué pasará y si habrá o no retorno con sus familias biológicas", coinciden ambas, que sufren por cómo estarán, porque se crea un vínculo muy fuerte.

A pesar de las dificultades y las incertidumbres que les depara el mañana, el matrimonio se muestra satisfecho y plenamente ilusionado por la opción que han escogido para ampliar la familia. "Ha sido una experiencia de vida que nos ha hecho crecer mucho como personas y como pareja. Es una montaña rusa con mil y una variables y situaciones que hay que afrontar de la que nos llevamos el aprendizaje", valoran las dos, que confiesan que acoger ha sido lo mejor que han hecho en la vida. "Queríamos formar una familia y este modelo nos hace muy felices".

Imma y Assumpta (de izquierda a derecha) en la terraza del piso donde viven

La pareja recalca la importancia del acompañamiento por parte de los psicólogos, figuras clave a las que puede optar todo el mundo que acoge a uno o más niños. "Una de las cosas que consideramos necesarias y que tendrían que ser de obligatoriedad para todas estas criaturas, es la asistencia a un acompañamiento psicológico", dice la pareja, que coincide en que es indispensable porque "estos niños han vivido una de las situaciones más complicadas que puede sufrir un niño en su vida, que es la separación de su familia biológica". Una ayuda necesaria para los niños y para los adultos, que les orienta y les ayuda ante ciertas situaciones: "Quizás te dejabas llevar por las emociones o las sensaciones del momento, y su apoyo te ayuda a tener un punto de referencia imprescindible".

Una oportunidad de mejora

Ante la última pregunta sobre si recomiendan la experiencia de la acogida a otras familias, ambas tienen claro que sí, pero, puntualizan: "Si se hace desde la conciencia de que eres una familia de acogida y hay que tener presente que los niños no pasan a ser exclusivamente de la familia que se crea, sino que detrás de ellos hay una familia biológica que tiene que tener su papel para que el niño crezca sano".

Para la pareja, "la acogida es una oportunidad de mejora hacia los niños, de darles un espacio de normalización, que puedan disfrutar y ser chiquillos con las mismas quejas, peleas y buenos momentos que viven el resto de criaturas". Tanto Assumpta como Imma apuntan a que con la acogida se viven situaciones intensas, caminos llenos de imprevistos y de pendientes, pero, a su vez, afirman que el resultado es muy satisfactorio: "Al final lo sufres y lo disfrutas igual que si tienes hijos biológicos, lo acabas viviendo todo de la misma forma".