Optar por la acogida como vía de acceso para ayudar a crecer, amar y compartir el camino de la vida con un niño que se encuentra en una situación de vulnerabilidad, es la opción que escogió en 2012 Àngels Herrero (Lleida, 1972), cuando a través de un anuncio publicitario por televisión, descubrió que existía esta posibilidad. "Mi idea inicial era adoptar, pero entré en contacto con la entidad acogedora y a partir de aquí todo fue rodando hasta que al cabo de dos años, empecé la acogida", recuerda Àngels delante de la entrada de los Camps Elisis de Lleida, ciudad donde vive desde que acabó la carrera.
"Para mí la acogida es una opción, un proyecto de vida," Àngels
La acogida de Àngels tiene una peculiaridad, y es que esta consiste en una acogida de fines de semana y de vacaciones, un tipo de acogida dirigida a niños mayores de nueve años, que se encuentran residiendo en centros residenciales y necesitan disfrutar de un ambiente familiar. "Me decanté por este tipo de acogimiento por mi situación; soy una persona soltera y mi familia vive lejos, en la Garrotxa, por eso desde el equipo se me propuso este formado, que de entrada parece que seas un canguro, pero con el tiempo, creas un vínculo con la persona que se transforma y deja de ser de fines de semana y vacaciones, adaptándose a las necesidades del niño".
El testimonio de Àngels
"Mi experiencia se podría resumir como una montaña rusa; hay momentos donde todo son alegrías y otros, donde chocas con la frustración, la tristeza o la impotencia," remarca Àngels, sobre su experiencia con la acogida. El hecho de que haya optado por este tipo de acogida, hace que la niña no comparta con ella su día a día, un hecho que provoca que la criatura en cuestión, constantemente se encuentre viviendo en lugares diferentes con normas que varían según quien tenga la responsabilidad. "En cada lugar donde vive el niño —la institución, en casa de la familia biológica o en mi casa—, hay un funcionamiento diferente, y eso me hace preguntar si es bueno para ellos". A pesar de todo, Àngels reconoce que también hay momentos de mucha gratificación y de mucha alegría al ver cómo lo que hace tiene un sentido, "ofreciéndole la oportunidad de darle a conocer otra realidad, de vincularse de manera sana, estable y fiable con un adulto".
La acogida no es un paso previo a la adopción, sino que tiene como objetivo que el niño vuelva con la familia de origen cuando esta tenga las capacidades. Por eso, es importante tener claro que llegará un día en que el niño se puede reintegrar a su entorno familiar biológico, alejándose del día a día de la familia de acogida en cuestión. "La niña que tengo acogida me enseña una cara muy dura de la realidad social en la que vivimos y que me gustaría que se pudiera transmitir a todo el mundo", apunta Àngels. "Te das cuenta de que hay niños y niñas que no han tenido un camino nada fácil, que han vivido abandonados desde pequeños y que necesitan el amor, el afecto, el vínculo seguro, el hecho de poder confiar y saber que allí habrá alguien".
La acogida, una opción para ayudar a niños y niñas en situación de vulnerabilidad
Con la experiencia que ha vivido Àngels, asegura que ha podido ver como la persona a quien ha acogido ha estado viviendo y creciendo en un centro institucional, de aquí que ahora valore mucho más la importancia de que cualquier niño crezca en un núcleo familiar, sea de acogida o biológico. "Lo que le aportamos la familia de acogida no tiene nada que ver con lo que se le aporta desde el centro, que evidentemente es positivo porque le permite crecer y vivir en condiciones, pero eso no sustituye a la familia, la necesidad de afecto, el hecho de que alguien te diga buenas noches y te dé un beso cada día", concluye visiblemente emocionada.
"Ella me aporta aprendizaje, crecimiento personal y darme cuenta de la realidad en la que viven estos niños", Àngels
En la última pregunta sobre si recomendaría la acogida como opción para ayudar a estas criaturas, Ángels lo tiene claro; "Y tanto, tendría que haber más familias de acogida y pienso que es una responsabilidad de la sociedad acoger a estos niños que están desamparados, no solo de la administración, sino de todos, como ciudadanos, como seres humanos, ofrecer un lugar donde estas personas puedan crecer de forma saludable".