La empresa de impresoras 3D, Boloberry Technologies SI, ha sido premiada con el Premio Construir Futuro para aplicar esta tecnología para combatir el virus. De manera altruista, la empresa diversificó su actividad para empezar a diseñar e imprimir mascarillas, gafas de seguridad, pantallas protectoras y respiraderos artificiales. Todo, con el objetivo de proteger la vida y la salud del personal en diferentes centros del país como el Hospital de Sant Pau, el Hospital de Barcelona o el Hospital de Mataró.
"Cuando vimos que el virus cogía fuerza y que podíamos aportar nuestro granito de arena, no dudamos", explica el CEO de Boloberry, Francisco Romañá, que considera que los meses de pandemia "no son momentos para ganar dinero, sino para dar de forma altruista". En este sentido, pone de ejemplo el stock de 70 impresoras que la empresa tenía montadas para vender a terceros y que acabó destinando a los hospitales; o la firma de un contrato con una fábrica extranjera para la importación de mascarillas: "Cuando existía la especulación por la venta de mascarillas, pusimos el mismo precio para lo que las compramos para poder ayudar".
Los esfuerzos volcados al paliar el impacto de la pandemia por parte de empresas como Boloberry también han provocado un "cambio de percepción" sobre la tecnología 3D. "Esta crisis ha sido un punto de inflexión. Mucha gente pensaba que las impresoras 3D sólo servían para hacer figuritas, pero han visto que hacen muchas más cosas", reivindica Romañá. Traducido en cifras económicas, este cambio de percepción ha hecho que Boloberry facturara más durante la pandemia que en todo el año pasado: "La tecnología cada vez está más tendido en el sector industrial y en la pequeña y mediana empresa".
La vinculación de Boloberry con los Premios Talento Cámara va más allá de la entrega de este premio. La empresa de impresión 3D da apoyo como patrocinador y diseña los trofeos desde el nacimiento de los premios. "Las empresas estamos encantadísimas de hacernos eco de iniciativas con talento y poder dirigirlas a nivel industrial", resalta Romañá, que considera que su tecnología formará parte de los procesos de producción de las grandes empresas: "Cuando se dice que el 3D es una revolución, está porque se adapta a todos los sectores. Eso es imparable".