Los cambios que estamos experimentando como sociedad tienen su repercusión en los mecanismos de participación de las personas que, sobre todo a raíz de la pandemia, han encontrado en el entorno digital una alternativa ágil, transparente, accesible y segura para mantener en activo los procesos relacionados con la gobernanza de las entidades, asociaciones e instituciones a las cuales pertenecen.
La gobernanza, aplicada inicialmente en torno a las instituciones (sobre todo de los gobiernos) abarca desde hace mucho tiempo el día a día de cualquier organización que quiera considerarse democrática y plural: desde el club más pequeño de fútbol y el casal de barrio, hasta las entidades vecinales, las cooperativas de consumidores, las entidades del tercer sector y las empresas. Los parámetros de transparencia y de participación avanzan a medida que se diversifican las relaciones entre la administración y los ciudadanos, entre una empresa y sus accionistas o entre una cooperativa y sus socios: la era de la unilateralidad en la toma de decisiones va dejando paso, poco a poco, a los procesos de debate y decisión colectivos, en los cuales es fundamental contar con herramientas y mecanismos eficientes, accesibles y que generen la confianza necesaria para integrarlos en nuestro día a día.
Los nuevos retos
La pandemia nos ha puesto cara a cara con las posibilidades que las plataformas digitales nos pueden ofrecer en muchos ámbitos de la vida y, uno de ellos, y muy fundamental, es el de garantizar el libre ejercicio de la libertad de expresión, de opinión y de voto. Nos encontramos ante un desafío global que abarca todas las dimensiones de nuestra vida con un objetivo primordial: alcanzar sociedades verdaderamente soberanas y libres.
Teniendo a tocar el Día Internacional de la Democracia, nos parece oportuno poner de manifiesto estos objetivos en el contexto de la reivindicación de la democracia "como pilar esencial de la sociedad internacional" que propugnan a las Naciones Unidas en el marco de esta conmemoración.
El artículo 21.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que "La voluntad del pueblo es el fundamento de la autoridad de los poderes públicos; esta voluntad tiene que expresarse mediante elecciones sinceras que hay que celebrar periódicamente por sufragio universal igual y secreto, o siguiendo cualquier procedimiento equivalente que asegure la libertad del voto".
El objetivo de la próxima década tiene que ser llevar la gobernanza soberana a miles de millones de personas por todo el mundo. El contexto actual es idóneo para llevar la democracia digital un paso más allá y establecer las bases de la infraestructura necesaria para que las personas ejerzan sus derechos de participación y autoorganización de manera segura y soberana. Desde movimientos de base y activistas hasta elecciones oficiales. Hace falta que estas infraestructuras sean fiables, seguras y que nos permitan el acceso a una información igualmente fiable y segura con el fin de garantizar debates sólidos y a la toma de decisiones con validez legal, en las mismas condiciones que cualquier proceso presencial: incluyendo las votaciones.
El voto digital y Vocdoni
El avance de que se está experimentando tanto a las tecnologías descentralizadas, muy particularmente la de cadena de bloques (blockchain en inglés) como en la criptografía, por ejemplo en las pruebas de conocimiento cero, nos permiten empezar el camino definitivo hacia la transparencia y la resistencia a la censura en los sistemas de votación digital. La descentralización permite que además de nosotros, otras personas y entidades puedan desplegar y operar componentes de la infraestructura de votación. Estas contribuciones hacen que, por una parte, se pueda verificar directamente que el sistema hace lo que tiene que hacer y nada más (transparencia), y por la otra, hace el sistema más resiliente, tanto en el ámbito de operación (prevención contra la manipulación por parte de los operadores del sistema) como con respecto a los ataques externos, ya que cuantos más nodos tiene el sistema más difícil es de inutilizarlo.
Las plataformas de voto digital ya se están utilizando para sustituir o complementar muchas votaciones presenciales. Pero todavía hay muchos otros aspectos que no dependen de disponer de la tecnología de voto, sino contar con un marco legal que lo ampare, un sistema de acceso al censo y un sistema de identificación los votantes. Desde Vocdoni ya se han procesado miles de votos por asambleas generales, elecciones y consultas, pero todavía queda mucho camino con el fin de conseguir que las votaciones digitales se vuelvan habituales en tantos ámbitos como sea posible, incluyendo a las administraciones públicas, otorgándolos un rol que vaya más allá del de sustituir o complementar las votaciones en papel, el cual son muy caras de organizar y por eso se organizan pocas.
Vocdoni hace posible pasar del paradigma de votación actual de alto coste y baja frecuencia en el de bajo coste y alta frecuencia y eso tendrá, necesariamente, un impacto en la forma como nos gobernamos a las sociedades occidentales. Una nueva revolución digital que se suma a las de estas últimas décadas y que, sin lugar a dudas, contribuirá a fortalecer la gobernanza de comunidades y organizaciones.