Josep Maria Tost, director de la Agencia de Residuos de Catalunya, coordina los recursos que hacen posible sacarnos de encima once millones de toneladas anuales de desperdicios y residuos, de los cuales se intenta reciclar el máximo posible con el objetivo final de "residuos cero". "La economía será circular o no será" asegura con convicción. Está satisfecho por lo que se ha hecho en 25 años, desde la famosa campaña del "capitá Enciam", cuando sólo se reciclaba el 2 por ciento de los residuos y había 2.000 vertederos ilegales, pero todavía hay deberes para hacer.
Para incentivar en la población responsable, la futura "Ley de prevención y gestión de residuos y uso eficiente de los recursos de Catalunya", que está en marcha, prevé implantar la tasa justa. Aplicando el smart city con el contenedor puerta a puerta y un chip que se actuará con una tarjeta o el teléfono móvil, un ciudadano que recicle bien pagará en función de un baremo, y el que no lo haga, pagará más. "Miraremos que en cinco o siete años se pueda implantar este sistema en todo el país".
El confinamiento motivado por el coronavirus ha cambiado el comportamiento ciudadano. Los catalanes hemos seguido reciclando, hemos generado menos basura, entre otras cosas porque no ha habido turismo ni Semana Santa. Pero ha habido también un cambio de hábitos al no ir a bares y restaurantes, por lo tanto, menos residuos orgánicos... "Notamos que se ha consumido más vidrio por el vino y las cervezas que tomamos en casa, y también por las conservas en tarro de cristal; en papel y cartón ha caído la recogida y ha subido mucho la de envases, que estas semanas representa un 19 por ciento. Lo bono es que generamos menos residuos, reciclamos más y por lo tanto ha sido una experiencia interesante".
Se han popularizado otra tipo de residuos, que son las mascarillas y los guantes, de los que tenemos que hacer un uso muy racional: en el contenedor de resto, no en el de envases. Y no tirarlas en la calle. "Pesa poco y es muy vistoso".
En Catalunya, en el 2018 se había reciclado a nivel municipal un 42 por ciento, cuando este año tendríamos que llegar al 50 por ciento. En residuos industriales está en un 80 por ciento, ya hace años que hace buena el trabajo porque optimiza muy bien el coste. Hay una bolsa de subproductos que conecta a tres mil empresas, de manera que el que para una empresa es un residuo para otra es un sustituto de materia prima. Y en la construcción, casi la mitad de los escombros se reaprovechan, para hacer caminos o, por ejemplo, para la ampliación del Puerto de Barcelona. "Los catalanes somos de una mentalidad muy recicladora".
La campaña #joimpulsotalent permite hacer aportaciones económicas para apadrinar talento de una forma muy sencilla, ahora y aquí.