Hay quien espera todo el año para ver como a las 10 de la noche todavía es de día, un hecho inhóspito que vivimos cada 23 de junio pero que todavía nos hace alucinar. Otros tienen ganas de disfrutar con los niños del fin de las clases y celebrarlo en la terraza tirante cebollitas y encendiendo bengalas; también están los que tiran petardos que lo hacen resonar todo, pero de estos me atrevería a decir que cada vez hay menos. Pero el auténtico reclamo de Sant Joan no sabe a humo y cenizas, porque la verbena puede vivirse sin cohetes pero nunca podrá recordarse sin aquel sabor dulce en la boca acompañado de una copita de cava después de cenar. Dejémonos de líos y vayamos al grano: no hay verbena sin una buena coca de Sant Joan.
Cuando en 2019 ganaron el Premio a la mejor Coca de Sant Joan en la categoría de crema y piñones, Anna y Oriol Carrió no se lo podían creer: sólo llevaban unos meses al frente de la pastelería que habían fundado sus padres el año 1983 y era la primera vez que se celebraban estos galardones. Un par de años después y una pandemia por medio, su filosofía sigue siendo la misma: mezclar la tradición pastelera catalana con aquellas ideas más vanguardistas, modernas y renovadoras para hacer de la Pastelería Carrió un icono del barrio de Gracia.
Una receta nueva con un 50% menos de azúcar
¿Pero es lo que hace que esta coca esté tan bien valorada? Porque para alzarse como la ganadora del primer concurso (2019) de este tipo de entre una cincuentena de maestros pasteleros de todo el país alguna cosa bien especial debes tener. O varias, en realidad. La coca de Oriol, quinta generación de pasteleros, cambia la crema tradicional hecha con canela y limón por una que tiene vainilla natural, además de añadir avellanas a la mezcla de piñones. Esta decisión tiene un impacto inmediato en uno de los otros valores añadidos más valorados para esta coca en concreto: reduce en un 50% el azúcar de la receta para hacerla mucho más saludable. Un reclamo nada menor para pequeños y mayores.
Anna y Oriol han crecido entre sacos de harina, presas de chocolate y olor a crema, viendo como sus padres han sacado adelante el trabajo en el obrador. Hace un par de años, los dos hermanos tomaron el relevo familiar para convertir la pastelería en un espacio donde el cuidado de la tradición catalana se mezcla con la revolución de la modernidad de sabores, todo con la garantía de ofrecer productos elaborados con materias primas de gran calidad y la creatividad de sentir nuevas emociones gracias a una pastelería que ya tiene 38 años de historia.
¿Qué otras cocas puedo encontrar en la Pastelería Carrió?
En la variedad está el jolgorio y la Pastelería Carrió tiene un montón de cocas para escoger. Aparte de la ganadora del 2019, está la coca de brioche y piñones, la coca de brioche de frutas, la coca de brioche de crema, la coca de hojaldre de crema (y de cabello de ángel) y la tradicional coca de llardons. Para aquellas personas más creativas y fanáticas de probar nuevos sabores, la coca rellenada de trufa, toffee y avellanas tiene una pinta increíble, así como también la coca de pistachos y frambuesas para dar un toque de frescura a la verbena. Y si no os gusta la crema, no sufráis, también hay para vosotros: la coca de Sant Joan hecha con hojaldre y chocolate os salvará la noche.