Los tabúes alrededor del sexo a veces nos impiden disfrutar de él con total normalidad. Por suerte, hoy en día, usar juguetes sexuales está empezando a formar parte de la normalidad. Y ellos, no solo sirven para aumentar el placer, sino para romper con estos tabúes y conocerse a uno mismo. ¿No te lo crees? A pesar de que la mejor manera para salir de dudas es que lo compruebes tú mismo, te explicamos 5 maneras en las que los juguetes eróticos consiguen cumplir con estos objetivos.
Control de tu cuerpo
Hay juguetes eróticos que no están pensados para dar placer de buenas a primeras. Los artículos como las bolas chinas son perfectos para tomar control de la zona íntima.
Aunque muchas personas crean que solo usarlas proporciona placer, las bolas chinas están diseñadas para que los músculos del suelo pélvico sean más fuertes y así mejorar el control de la vagina.
¿Cómo funcionan? Las bolas chinas tienen unas bolas pequeñas en su interior que, al estar en movimiento, chocan contra las paredes de las bolas chinas grandes y hacen de “pesas” para los músculos pélvicos que se contraen inconscientemente para sujetarlas.
En otras palabras, utilizar bolas chinas es igual que utilizar unas pesas para ejercitar el bíceps, lo único que cambia es el músculo que trabajas.
Al entrenar el suelo pélvico con ellas durante un mes, más o menos, al tener relaciones sexuales notarás cómo las contracciones de tu suelo aumentan al tener orgasmos, cómo puedes contraerlo para sentir más y, aunque sea menos visible, tendrás menos posibilidades de sufrir pérdidas de orina y, si estás cerca, los síntomas de la menopausia se suavizaran.
Complicidad en pareja
Dentro del autoconocimiento también participa la vida sexual en pareja. No son pocas las personas, sobre todo mujeres, que sienten vergüenza a la hora de decirle a su pareja lo que les gusta en la cama, o bien les cuesta dejarse llevar e ir más allá del misionero… El sexo es un pilar fundamental en la pareja. Y, además de la imaginación los juguetes sexuales pueden contribuir a que esta mejore y por qué no poner a prueba la complicidad.
Sin más rodeos, los vibradores con control remoto son perfectos para darle alegría a la vida íntima de la pareja. Una persona de la pareja lleva escondido un juguete entre su ropa íntima y la otra juega con él a partir de un mando a distancia.
Juguetes como este ayudan a estimular la imaginación y lo que no es la imaginación.
El sexo anal no es solo para gays
Uno de los tabúes más grandes en el sexo: las prácticas anales. Esta práctica ha sido relacionada durante mucho tiempo con las relaciones entre hombres. Pero la realidad es que tanto hombres homosexuales como heterosexuales pueden disfrutar de ello. Porque no se trata de un tema de orientación sexual, sino de anatomía. La ciencia habla y afirma que el punto G de los hombres se encuentra en la próstata. Así que todos pueden disfrutarlo de igual manera sin tener que ser menos macho alfa por ello.
Por suerte, cada vez hay más hombres heterosexuales que se animan a estimular el punto P, ya sea con una dosis de lubricante de silicona y un dedo juguetón o con un estimulador prostático que lo hace a la perfección.
Autoestima y confianza
Ya no solo en la vida en pareja, el sexo es una pieza clave en la vida de uno mismo. Si estamos satisfechos con ella, esto se verá reflejado en nuestra autoestima y confianza en el día a día. A pesar de que la estimulación no requiera de juguetes sexuales, lo bueno de estos es que están diseñados exclusivamente para dar placer y saben cómo hacerlo a la perfección. Al jugar con ellos, encontrar y disfrutar de la estimulación de la zona G o del clítoris es mucho más fácil y satisfactorio.
Descubrir límites
En el sexo el límite es la imaginación. Ya sea a solas o en compañía, gracias a la estimulación y el juego podemos llegar a conocer mejor el ‘yo interior’: qué es lo que me excita más, qué menos, cómo me gusta hacerlo, por qué… Es otra manera de llevar a cabo la introspección y de la que se puede aprender mucho.
Entrenamiento para la intimidad
En este mundo en el que todo va muy rápido y todo es publicable, para muchas personas la intimidad ha pasado a un segundo plano. Jugar a solas y disfrutar de uno mismo es una manera de recuperarla y darle la importancia que merece.
Como ves, el sexo va más allá del orgasmo. Y, de aquí uno puede conocerse mejor, tanto su cuerpo como su mente. Lo divertido es descubrirlo y no quedarse con lo que uno ya conoce.