Aquí estamos mucho mejor que antes. ¡Donde vamos a parar! Ya no se lobotomiza a los homosexuales ni se encierra en centros de reeducación sexual a las personas que no se identifican con su sexo; ahora sólo se chilla maricón en estadios de fútbol, piscinas y patios de escuela, se niega a las personas transexuales a cambiarse el nombre y se apalea a parejas gays en la playa de Barcelona. Nada que ver, por favor. ¡Pero si incluso ahora gays y lesbianas pueden casarse y adoptar, e Instagram está lleno de fotos de personas transitando! ¿Qué significa eso de dar visibilidad a los derechos del colectivo LGTBIQ+? ¡Pero si ya han conseguido un montón! Que esta semana se celebre el World Pride 2021 es una exageración, total, si ya no hay discriminación.

Por si alguien se nos despista, escribo con ironía. No, de verdad, mejor dejarlo claro y que no haya confusiones inadmisibles. Ir a la comparación en estos temas siempre es delicado porque sí, claro que se han conseguido derechos en las últimas décadas, pero también lo podríamos leer diferente: ¿cuántos no se han podido tirar adelante porque se han creído innecesarios? Quien crea que el Día del Orgullo es un día festivo y de celebración, quizás se equivoca; seguramente no sabe que el mismo día de hace 52 años, gays, lesbianas y transexuales plantaban cara a la policía de Nueva York durante los disturbios de Stonewall.

Unas protestas que han salvado muchas vidas

Stonewall Inn es un pub ubicado en pleno Manhattan. En los años 60 eran pocos los locales que admitían personas del colectivo, pero este era uno. A menudo se hacían redadas pero, en una de ellas, muchos se rebelaron contra la represión, dando paso a varios días de protestas, tensión, represión y violencia. Y el movimiento nació, no para normalizar, sino para naturalizar. "No se puede normalizar lo que ya es normal", apuntan desde Diversual, tienda erótica líder y comprometida con la educación sexual. Su granito de arena es enorme: elaboran contenidos específicos para que cualquier persona pueda disfrutar de su sexualidad al máximo cuando quiera, con quien quiera y de la manera que quiera.

Creencias populares que no son verdad

Hay mucha ignorancia y desconocimiento hacia las identidades sexuales y de género, seguramente porque la educación al respecto ha sido escasa e insuficiente. También por este motivo hay todavía muchísimos mitos que persiguen al colectivo, pensamientos erróneos que muchas personas reproducen como verdades absolutas, haciendo crecer la homofobia y la transfobia.

Creencias totalmente falsas, como que las personas LGTBI son una creación de la época moderna y su identidad, una tendencia; que el colectivo es un peligro para los niños y no pueden criarles, que las relaciones homosexuales son mezclas o que, directamente, serlo es una enfermedad. También, todavía, se estila mucho hablar de personas afeminadas (los gays) o marimachos (las lesbianas). Otro de los mitos que más ha perseguido a todo al colectivo es el de las enfermedades de transmisión sexuales o ETS, como si hubiera una correlación directa entre orientación sexual o identidad de género.

¿Y cómo es el sexo entre personas del mismo sexo? El imaginario colectivo se ha esforzado en plantear la figura del activo y el pasivo, etiquetando estos roles íntimos de una manera subjetiva y equivocada, con el único motivo de potenciar la burla y la exclusión - igual que asimilar estas prácticas sexuales de anormales o extrañas. Es tan lógico que no debería ni decirse, pero vale la pena enfatizarlo: las personas LGTBIQ+ viven su sexualidad como cualquier otra persona sin tener unas preferencias únicas por ser miembros de este colectivo. Durante sus experiencias se ayudan de juguetes eróticos y buscan salir de la rutina investigando nuevas posturas sexuales, como todos y todas. ¿O es que, a caso, no lo hace cualquier persona?

"Muchos se preguntan por qué no hay un día del Orgullo Heterosexual y quizás tendrían que dar gracias de no necesitarlo", matizan desde Diversual. Porque el Gay Pride no es un día de juerga y jolgorio donde la reivindicación se sustituye por las comparsas. La lucha está en cada manifestación y grito, en cada carcajada y en cada abrazo, para que años atrás hubiera sido imposible salir a la calle y mostrarse como personas libres.