Todo nuestro mundo está cambiando. La revolución tecnológica y la sostenibilidad son los dos grandes ejes que guían hacia dónde camina nuestro futuro y esto comportará, inevitablemente, grandes cambios en nuestro día a día. Las nuevas tecnologías, el big data, la economía compartida y la lucha contra la emergencia climática han irrumpido en nuestra vida y vienen para cambiarla. En este contexto, al que se le suman los cambios de mentalidad en plena post-pandemia mundial, la movilidad será uno de los sectores más afectados.

La transformación del transporte ya es un hecho. La población crece y por consiguiente el aumento de vehículos conduce a un cambio de la movilidad en el futuro. Las principales consecuencias del crecimiento del tráfico son la pérdida de la productividad, el aumento de contaminación y el número de los accidentes de tráfico. Se considera que los vehículos son responsables del 17% de las emisiones contaminantes del planeta y es por ese motivo que es necesario que las infraestructuras se adapten más allá de lo físico. ¿Cómo lo están haciendo? 

La digitalización, clave

Básicamente, las carreteras están evolucionando hacia la inteligencia artificial y la red inalámbrica, que crearan las autopistas del futuro. Hay actualmente en todo el mundo unos mil millones de vehículos en la carretera y se calcula que en 2050 se podrían alcanzar los cuatro mil millones. Esto presupone unos niveles de tráfico, atascos y contaminación inaceptables para la sociedad, si no se toman medidas preventivas que reviertan el crecimiento del tráfico y la contaminación.  La digitalización es un factor que está cambiando el paradigma de la movilidad: información en tiempo real, vehículos conectados y autónomos, incremento de las transacciones electrónicas, interoperabilidad entre servicios y dispositivos, viajes más cómodos y sin barreras, mejor mantenimiento de las infraestructuras, mayor seguridad. Esto supondrá también reducir los accidentes de tráfico hasta en un 90%.

Los próximos 5 o 10 años van a ser determinantes para el futuro de las vías, ya que si bien no todo va a depender de la novedades en las infraestructuras, los Smartphone y la información que recogen también ayudarán al desarrollo eficiente de las carreteras. Así pues, aprovechar las nuevas tecnologías (big data, Internet de las Cosas, machine learning...) es imprescindible para mejorar la gestión de las infraestructuras viales y estar preparados para abordar la movilidad del futuro.

  

El caso de Abertis

Conscientes de este cambio mundial, la empresa líder internacional en la gestión de autopistas, Abertis, asegura que ya se está preparando para ello. El Grupo ya tiene entre manos grandes proyectos de innovación tecnológica e inversiones en programación de ingeniería inteligente. En concreto, en este sentido, apuesta por la autopista conectada, la movilidad autónoma y eléctrica, la tecnología punta de peajes y sin barreras, nuevos sistemas de pago y la movilidad como servicio (MaaS). Todo, con el objetivo de crear una movilidad inteligente, segura y, en consecuencia, sostenible, para dar respuesta a las necesidades de la movilidad de hoy y del mañana.

Aunque tal vez cueste de imaginar, en las próximas décadas veremos autopistas que ofrecerán información en tiempo real del tráfico, anticipándose a las incidencias y reduciendo la siniestralidad. Serán vías diseñadas para vehículos eléctricos, conectados o autónomos. Es por eso que Abertis ya dispone de acuerdos como el Proyecto Garage, firmado con IBM, que se trata de un “garaje de innovación” que permite utilizar nuevas tecnologías como el Internet de las Cosas, la inteligencia artificial o el big data para realizar un mejor mantenimiento de las autopistas y gestionar mejor el tráfico, así como reducir el impacto ambiental, que redundará en un mejor servicio a los usuarios. Este proyecto, juntamente con IBM, identifica innovaciones a partir de tecnologías maduras y que se puedan implementar en poco tiempo. 

Además, habrá que encontrar soluciones de comunicación avanzadas aplicadas a la movilidad entre el vehículo y la infraestructura, así como la aplicación del Internet de las Cosas para monitorear el estado de la infraestructura. Es por eso que, por ejemplo, las filiales de Abertis en España, Francia e Italia participan en el proyecto europeo para el transporte cooperativo y sistemas de conducción autónoma C-Roads.  Este proyecto consiste en una plataforma europea (Connected Roads) que busca asegurar la interoperabilidad para que al pasar de un país a otro el vehículo conectado mantenga su conexión.

Una movilidad sostenible

Por otro lado, hay que ser conscientes que el transporte por carretera produce gran parte de todas las emisiones de carbono en todo el mundo, según ha afirmado la Comisión Europea. Por lo tanto, reducir la contaminación provocada por los combustibles fósiles es la prioridad en el sector de la movilidad. Los coches eléctricos cada vez son más autónomos, pero este cambio también debe ir de la mano de la creación de unas infraestructuras adaptadas. Las autopistas del futuro también deberán proporcionar soluciones para vehículos eléctricos. En Francia, de la mano de Abertis, ya se han instalado puntos de recarga rápida cada 80 kilómetros que pueden llegar a cargar el 80% de la batería de un vehículo en tan solo 30 minutos. Además, se está estudiando la posibilidad de desarrollar un corredor eléctrico que ofrezca una solución de carga inalámbrica para vehículos eléctricos, en el que sean las propias autopistas las encargadas de recargar los vehículos.