Desde que el Palau Güell es propiedad de la Diputación de Barcelona, se han realizado diferentes campañas de restauración del edificio con el objetivo de conservarlo y preservarlo para las generaciones futuras. La más destacada finalizó hace diez años: el 15 de mayo de 2011 acabaron las obras y el 26 de mayo fue reabierto al público.
Los criterios para la restauración del edificio partieron de la idea de retornar su autenticidad al monumento. El método seguido fue el definido desde 1986 por el Servicio de Catalogación y Conservación de Monumentos de la Diputación de Barcelona, que se basa en el análisis histórico, constructivo, artístico y sociológico del monumento y en una cuidadosa y consecuente intervención posterior.
El objetivo esencial de la última gran intervención arquitectónica fue recuperar los valores formales y espaciales originales del edificio mediante la restauración de los elementos conservados o la reconstrucción fidedigna de los elementes perdidos. En algunos casos, cuando fue necesaria o conveniente la aportación de materiales nuevos, se aplicó el principio de diacronía armónica (el diálogo armónico entre materiales originales y materiales nuevos, sin confusión alguna acerca de su cronología).
La restauración a partir de 1990
A principios de la década se restauraron las veinte chimeneas de la azotea. En el caso de aquellas que habían perdido su revestimiento, la aportación de artistas plásticos catalanes hizo posible que este revestimiento se pudiera recuperar.
A partir de 1993 se inició la actuación en el interior del edificio.
Los estudios sobre la construcción realizados hasta 2004 evidenciaron que aún no se tenían conocimientos suficientes, ya que los sistemas constructivos de Gaudí escondían secretos que no podían descifrarse con el edificio en uso. Además, se detectaron situaciones de riesgo para las personas a causa del estado de deterioro de algunos elementos.
Por todo ello se planificó un nuevo análisis que permitiera la evaluación del estado de conservación de todos los materiales y sistemas constructivos, como paso previo a una restauración integral y el Palau fue cerrado al público en octubre de 2004.
La restauración a partir del 2005
Entre 2005 y 2007 se restauraron las fachadas laterales y la azotea del edificio. En la azotea, la obra más compleja fue la sustitución de la oxidada estructura de hierro oculta de la linterna, por otra de titanio. En 2006 se inició la restauración de las fachadas principal y del patio de mediodía. En 2007 comenzaron los trabajos de refuerzo estructural. En cuanto a los artesonados, que habían perdido su función estructural durante los años setenta, se consolidó la parte oculta y se recuperó el color y la textura de los elementos vistos, de madera y hierro. Más tarde, se procedió a la restauración de los revestimientos, los pavimentos y el resto de elementos constructivos y ornamentales, muebles e inmuebles. En el tratamiento de las paredes se recuperó la gama cromática original.
Para la adaptación del edificio a las nuevas exigencias funcionales y de seguridad se actualizaron las instalaciones y los servicios de madera, sin alterar los valores formales y espaciales del monumento. Del mismo modo, la iluminación interior se mantuvo fiel a la idea principal de la museización del edificio, según la cual no se trataba tanto de mostrar al visitante la manera cómo vivía la familia Güell, sino de permitir una mejor comprensión y disfrute de la arquitectura de Gaudí.
De entre todos los trabajos de esta última fase destacan, por su complejidad y alcance, los relacionados con la madera, que fueron realizados por un equipo de ocho o nueve carpinteros ebanistas trabajando durante más de dos años en el propio Palau para reparar, restaurar o reconstruir todos los elementos constructivos y ornamentales (puertas, ventanas, celosías, canceles, arrimadores) y sus correspondientes mecanismos.
Tan cierto es que Gaudí pudo construir el Palau Güell tal y como lo hizo gracias al trabajo excelente de operarios y artesanos, como que la restauración integral completada en 2011 fue posible gracias a especialistas con análoga destreza y entusiasmo.
El órgano
Otro elemento destacado de la restauración fue la recuperación del órgano. Eusebi Güell había encargado el instrumento al organero vasco Aquilino Amezua, y Gaudí dispuso su ubicación e integración en el edificio para conseguir una relación excelente entre música y arquitectura. Durante los años treinta del siglo pasado, el órgano se sumió en un proceso de degradación irreversible. Ochenta años después se decidió la instalación de uno nuevo aprovechando algunos de los elementos conservados, tales como los tubos de madera de las fachadas laterales. El nuevo órgano fue construido por el maestro organero Albert Blancafort en su taller de Collbató.
La Dirección del Palau Güell mantiene como misión fundamental la conservación del Palau como Patrimonio Mundial y su promoción, y cuenta con el Servicio de Patrimonio Arquitectónico Local de la Diputación de Barcelona para la conservación ordinaria y extraordinaria del monumento.