Sangre, menstruar, expulsar, regenerar, ciclo vital. La regla. Aproximadamente cada 28 días (cada mujer tiene un ciclo diverso), muchas mujeres y personas menstruantes vivimos el proceso de la regla, que por término medio dura casi unos 40 años. Sin embargo, este hecho natural del cuerpo todavía está muy lejos de llegar a un estatus de normalidad social y económica, a causa de las desigualdades de género que la atraviesan. La menstruación es política, y tenemos que dejar de entenderla como un tema privado. Los estigmas y prejuicios que rodean la regla, vinculados a una falta de educación menstrual, abocan a quién la tiene a esconder los productos menstruales cuando va a cambiarse por vergüenza, o a dejar de hacer actividades como ir a la piscina. Además, al estigma social se le suma la discriminación económica, dado que no todo el mundo tiene un acceso igualitario a los productos menstruales.
4 de cada 10 mujeres no se pueden permitir el producto menstrual que querrían, y hasta un 22,2% denuncian no haber tenido acceso a productos menstruales en algún momento de su vida por cuestiones económicas, según un estudio estatal del Institut Universitari per a la recerca a l’Atenció Primària de Salut Jordi Gol i Gurina. Por si eso no fuera suficiente, la menstruación tiene un elevado impacto medioambiental. En Catalunya, cada año se consumen cerca de 752 millones de productos menstruales de un solo uso —como compresas o tampones—, que se han fabricado contaminando y que son muy difíciles de reciclar.
Con el fin de cambiar la percepción social de la menstruación y empoderar a las mujeres y personas menstruantes en el conocimiento y decisión sobre su propio cuerpo, así como promover el acceso igualitario a los productos reutilizables de larga duración, la Conselleria d’Igualtat i Feminismes ha activado, conjuntamente con Educació, Salut y Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, el Pla d’Equitat Menstrual, en el marco de l'Estratègia Nacional de Drets Sexuals i Reproductius.
La primera acción del Plan es "Mi regla, mis reglas", un proyecto que se ha iniciado este mes de mayo. Se han repartido estuches de productos menstruales reutilizables, formados por una copa, bragas y compresas, a alumnos de tercero de ESO de institutos de todo el territorio. En esta primera fase el proyecto se ofrece a 24 centros educativos, y el próximo curso escolar llegará al resto.
'Mi regla, mis reglas' reparte productos menstruales reutilizables a alumnos de tercero de la ESO de toda Catalunya
El objetivo es facilitar el acceso a estos productos medioambientalmente sostenibles a las chicas y personas menstruantes y dar la posibilidad de que los conozcan y los puedan probar, a fin de que escojan el más adecuado. Garantizar la disponibilidad y el acceso a los productos menstruales reutilizables, como las compresas reutilizables o las bragas menstruales, ayudaría a reducir la pobreza menstrual que sufren actualmente casi una de cada cinco mujeres en la Unión Europea.
Educación menstrual para romper tabúes
El proyecto "Mi regla, mis reglas" también incluye sesiones de educación menstrual por parte de una comadrona y una enfermera a toda la clase, tanto chicas como chicos, en el marco del Programa Salut i Escola. En las sesiones se explica el funcionamiento de los productos y se acompaña a más de 2.600 jóvenes en el conocimiento del propio cuerpo y del ciclo menstrual, que tiene impacto en la salud global. Esta acción contribuye a desarrollar la educación en sexualidades, que con el nuevo decreto de Educació pasará a ser curricular en todas las fases de la educación obligatoria en Catalunya.
La educación menstrual es, sin duda, una actuación clave, si tenemos en cuenta que el 57,8% de las mujeres explica no haber tenido educación menstrual o que esta fue parcial, insuficiente para prepararlas para su primera regla. Además, el 42% se ha sentido discriminada o juzgada por tener la menstruación en algún momento.
La llegada de la Conselleria d’Igualtat i Feminismes ha facilitado que cuatro departamentos trabajen conjuntamente para dar una respuesta gubernamental a un hecho político, la menstruación. "El feminismo parte de la premisa que 'aquello personal es político', y la menstruación es política", asegura la consellera d’Igualtat i Feminismes, Tània Verge Mestre. El Pla d’Equitat Menstrual surge de una idea clara: menstruar es un hecho político, cultural y social. Sangrar, expulsar y regenerar forma parte de un ciclo, el de la menstruación, que compartimos con voz alta para que todas las mujeres y personas menstruantes nos podamos empoderar y conocer nuestro cuerpo. Como dice el lema del proyecto, nuestra regla tiene que ser con nuestras reglas: nosotras conocemos y sabemos sobre nuestro cuerpo y, por lo tanto, nosotras decidimos. Se ha acabado esconder la regla.