Ricard Font, presidente de Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC), extrae como lección de la actual crisis sanitaria haber mantenido operativo el servicio en las diversas fases del confinamiento gracias a haber puesto tecnológicamente al día la compañía. "Eso es más importante que nunca". Cita como ejemplos el teletrabajo, mantener la gestión de la compañía, ajustar la oferta del servicio, pasar de pagar a no pagar en dos días, aplicar las medidas de las autoridades sanitarias y de Interior, y todo un trabajo de información a los usuarios a través de la web, apps y redes sociales. "Todo eso no habría sido posible".
"Desde FGC habíamos puesto un esfuerzo muy importante en la digitalización y con esta crisis se ha visto que era imprescindible. Estar preparados nos ha permitido reaccionar rápido".
¿Para responder a la incógnita de "cómo será la nueva normalidad en nuestro espacio físico hasta que no tengamos una vacuna"?, los directivos de FGC han tenido un contacto intenso con compañías de Metro del resto del Estado, pero también de Hong Kong, que vivió el SARS los años 2000, y de Tokio y Singapur que han vivido el inicio de la pandemia, el pico, el retorno y un cierto retoño.
Cuando acabe el confinamiento progresivo, Ricard Font teme que el usuario tenga miedo y opte por el vehículo privado, como se está viendo en estos primeros días de retorno parcial al trabajo. "Hay unos vasos comunicantes para la reentrada: Podríamos encontrarnos que para evitar el contagio estuviéramos promoviendo un incremento de la contaminación en el área de Barcelona, que quiere decir también perjudicar la salud". Pero, en sentido contrario, "si tenemos que mantener el empleo del 33 por ciento difícilmente podremos dar el servicio de transporte público en una situación de normalidad".
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