La relación entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso, Vladímir Putin, siempre ha sido 'especial'. A veces antagónicos, otros en reuniones sarcásticas con sonrisas en los labios. Los dos líderes mundiales han discutido sobre infinidad de temas, desde la anexión rusa de Crimea, hasta la guerra de Siria pasando por el envenenamiento del crítico del Kremlin Alexei Navalny.
A pesar de las diferencias, Putin y Merkel hace 16 años que hablan. Este viernes la canciller ha viajado a Rusia para hacer la última visita. Putin la ha recibido con flores. Se había especulado mucho sobre este último encuentro y como actuaría el presidente ruso, pero finalmente, ha optado por regalarle un ramo de flores.
Otros 'obsequios'
Putin le regaló a Merkel un pequeño perro de peluche blanco y negro el año 2006, cuando lo conoció en su primera visita a Moscú como canciller. No tendría ningún tipo de gracia si no fuera porque Merkel tiene pánico a los perros.
Como no podría ser de otra manera, durante el segundo viaje, la cosa fue más allá. Si el mensaje no había sido lo bastante claro, tomó otra magnitud cuando en el segundo viaje de Merkel a Rusia, esta vez en la residencia de verano de Putin en Sochi, a la mitad de la conversación, un perro labrador de color negro y bastante grande apareció tranquilamente en la sala y se acercó a Merkel, que se mostró visiblemente incómoda.
Hace muchos años, Merkel fue mordida por un perro, y desde entonces estos animales le hacen cierto respeto.
En su momento, en declaraciones en el diario alemán Süddeutsche Zeitung, Merkel expuso que "creo que aunque el presidente ruso sabía muy bien que no estaba ansiosa por conocer a su perro, lo trajo con él. Como puedes ver, estaba intentando mantenerme firme, mirando a Putin y no al perro".
Habrá que ver cómo quedan las relaciones entre los dos cuando Merkel deje de ser canciller.