No es un Goya, ni un Picasso, ni siquiera un Dalí. La obra que más se ha oído hablar en los últimos tiempos es 'La esperada', pintada por el austríaco Ferdinand Georg Waldmüller en 1960, y sobre quien se ha confabulado en las redes, con las que su protagonista podría ser una viajera en el tiempo, porque entre las manos sostiene un objeto que recuerda a un teléfono móvil. El cuadro que está expuesto en la Nueva Pinacoteca de Múnich (Neue Pinakothek) se puede ver una joven caminante por un camino con un pequeño objeto entre las manos y que ha captado la atención de muchos, por la semejanza que tiene con un smartphone. La escena del cuadro se parece mucho a una que podríamos ver a nuestros días. Vemos a una chica que mira totalmente concentrada aquello que tiene entre manos, igual que podemos ver en pleno 2024 a alguien absorto en su teléfono inteligente, y sosteniendo con un cuerpo rectangular que viene podría ser el último dispositivo puntero del mercado. ¿Por eso, algunos curiosos se preguntan, cómo ha acabado una joven con un teléfono actual, pintada en un lienzo de hace más de 160 años?

La idea de que más ha proliferado, y que más ha dado risa a los internautas, es la posibilidad de que la protagonista fuera una viajera del tiempo, pero desgraciadamente la realidad es mucho menos fantástica. Los críticos de arte y expertos en pintura explican que aquello que la chica tiene entre las manos, no es más que un pequeño libro de oraciones, un objeto muy común en la época. Este detalle, que ahora se malinterpreta como un dispositivo moderno, era fácilmente reconocible para|por cualquier observador del siglo XIX, de hecho si prestamos atención en el cuadro, también se puede ver un rosario colgante de las manos de la joven, lo cual refuerza la idea de que está dedicada a una actividad religiosa y no a consultar mensajes en WhatsApp o mirar vídeos en TikTok.

Lo que realmente resulta fascinante de esta historia es como la percepción del espectador se ve influenciada por|para su propio contexto histórico. Lo que hoy se confunde con un móvil, en 1860, sería inmediatamente identificado como un libro devocional. Este fenómeno no es exclusivo de La esperada. Existen otros ejemplos en la cultura popular donde objetos del pasado han sido malinterpretados como objetos de la modernidad, como en el caso de un cuadro pintado hace más de 360 años para|por Ferdinand Bol, donde un niño parecía vestir unas zapatillas de la marca Nike. Aunque la idea de una viajera del tiempo con un móvil en el siglo XIX suene emocionante, la explicación más sencilla sigue siendo la correcta: la joven del cuadro simplemente sostiene su libro de oraciones, ajena a las fascinaciones tecnológicas que hoy nos resultan tan familiares.