Cuando hablamos de higiene dental no solamente hacemos referencia al cepillado después de las comidas. Pues hay otros elementos y acciones que nos serán de gran utilidad para eliminar la placa bacteriana y conseguir una higiene óptima. El irrigador bucal es un elemento dedicado a la higiene bucal que nos propone una amplia variedad de beneficios.
El irrigador bucal es una especie de utensilio que dispensa agua a presión y que, gracias a su acción, provoca cambios cuantitativos y cualitativos en el biofilm (las bacterias que se encuentran en suspensión en la saliva o bien formando una película adherida a la superficie de la lengua y dientes). La irrigación bucal es complementaria al cepillado dental.
Este producto es ideal para eliminar los restos de alimentos y bacterias que hayan podido quedar dispersas en la cavidad oral, también para masajear las encías y es capaz de reducir la gingivitis. Si eres consciente de su importancia, no te costará incorporar el hábito en tus rutinas de higiene oral diaria.
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Irrigador bucal de Lidl
Si estás interesado en tener este elemento de limpieza bucal, Lidl lo tiene en su tienda online por un precio de 24,99 euros. Este elemento que la cadena de supermercados de origen alemán tiene a la venta te garantiza una limpieza eficaz en todas las zonas a las que no llega el cepillo de dientes.
El irrgador bucal de Lidl viene con una intensidad de chorro de agua regulable en 3 posiciones:
• Suave: masajea y estimula las encías.
• Normal: para la limpieza diaria y la eliminación eficaz de la placa dental.
• Chorro: elimina los restos de comida más persistentes.
Por otro lado, cuenta con un depósito de agua integrado en el mango que es muy fácil de llenar. Asimismo, tiene dos boquillas con anillas identificativas de distintos colores y te permite instalarlo en la pared.
Se trata de un elemento muy simple que los dentistas recomiendan sobre todo a aquellos pacientes propensos a tener sarro. Es muy importante considerar que el irrigador no puede sustituir, en ningún caso, el cepillado dental y es que la función del irrigador es eliminar aquello que no hayamos podido desechar con el cepillo.